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Carlos Semprún Maura

“Gora ETA” en Niza

Los bárbaros estuvieron en Niza, y a su cabeza ETA. Después de haber intentado incendiar Bayona, prosiguieron su peculiar diálogo a pedrada limpia, en medio de una manifestación que expresaba violentamente sus temores milenaristas y su rechazo a los tiempos modernos. Es de esperar que uno de los adoquines lanzados por los proetarras haya roto su propio escaparate, mostrándoles tal como son, porque en Europa gozan aún, en ciertos medios, de una extraña benevolencia.

Tratándose de la cumbre europea, ésta de Niza fue nula, y no pasará a la historia, como, pongamos, la de Maastricht o Ámsterdam. Lo esencial, la apertura al Este, queda en entredicho, los países ex comunistas permanecen en la antesala, no se les ha abierto del todo la puerta, ni echado a la calle, se les ruega que esperen, el doctor les atenderá en el 2005 o 2006. Pero con una concepción totalmente virtual de la política, se concede a Rumanía más votos futuros y asimismo virtuales que a Hungría, o a la Republica Checa, (más incluso que a Holanda), cuando Iliescu acaba de ganar las presidenciales.

Iliescu no solo fue un dirigente totalitario -otros también lo fueron en las ex-democracias populares-, sino que ya ha sido presidente dos veces desde el cambio y ha sumido a su país, con mano dura, en la miseria y la corrupción. Haber matado a Ceacescu, tras un “proceso” tan infame como el propio dictador, y a las órdenes de Gorbachov, no le autoriza a presentarse como un líder demócrata europeo, con más votos virtuales que Havel, pongamos. De aquelarre.

De aquelarre también la sórdida lucha por el poder, que se ha desarrollado en Niza. En realidad, nadie, entre los participantes en dicha cumbre, ha propuesto el menor proyecto común europeo. Todos han luchado por sacar la mayor tajada de la pizza comunitaria, con resultados perfectamente desconcertantes. Un solo ejemplo: Holanda tiene más votos que Bélgica. Porque tiene más habitantes, pero a Alemania, que tiene 20 millones y pico más habitantes que los otros “grandes”, se le niega mayor peso político.

Empecinados en esta sórdida aritmética mafiosa (te dejo Manhattan pero me quedo con Miami), nadie ha propuesto concretamente, que los habitantes, los ciudadanos europeos, decidan directamente, mediante referéndum, por ejemplo, al margen de sus gobiernos, e incluso en contra, tal o cual solución a sus problemas, sean estos cotidianos o transcendentales: impuestos y cultura, libertad o burocracia, etc. Solo tenemos las elecciones a un Parlamento sin apenas poder de decisión.

La culpa de todo la tiene Francia, su Presidencia de la UE, inmovilista y soberbia. Durante casi seis meses no ha hecho nada, con la coartada de que todo se haría en Niza. Está visto que no. Sometidos a su vieja tradición bonaparto-gaullista, no pueden soportar no ser los primeros en el mundo, y aún menos en Europa, y toda su labor, antes y durante la cumbre, fue impedir que Alemania obtuviera el puesto que cree merecer, teniendo en cuenta su importancia demográfica, económica y política. En parte, Francia lo ha logrado en Niza, pero Niza no ha sido nada. Borrón y cuenta nueva.

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