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Carlos Semprún Maura

Historia de una foto

En un número reciente del semanario “Le Point”, veo una curiosa foto: un hombre desnudo, sentado en un caballete, las manos atadas en la espalda, y un saco cubriendo su cabeza. Al verla, me digo: ”ya la he visto”, y voy a pasar –las mismas fotos circulan tantas veces por diferentes periódicos que la repetición se ha vuelto costumbre y fastidio–, cuando un recuerdo me asalta. Volvamos al año 1976, en Madrid, cuando esa misma foto salió por primera vez, en “Cambio 16”. Hasta aquí, nada que sea inhabitual, desgraciadamente, pero ocurre que Elsa Ponviane (QEPD), riéndose, me dijo, que aquel hombre desnudo, torturado o listo para serlo, era Fulano, un periodista argentino cuyo nombre no recuerdo, pero sería fácil de encontrar en los “Cambios” de ese año, ya que desempeñaba un papel importante en la redacción, y que era “peronista de izquierdas”, o montonero. Se trata, pues, de un montaje embustero y deontológicamente feo. “¡No vas a negar la tortura en Argentina!” exclamó Elsa (en el pie de foto de “Le Point”, se trata de tortura en Uruguay...). Es muy probable, pero si, para demostrarlo se utilizan falsas pruebas, se cae en el periodismo amarillo.

El artículo de “Le Point” pretende, de manera poco convincente, demostrar que oficiales franceses, torturadores en Argelia, dieron cursos de formación, en materia de torturas, a militares latinoamericanos. No creo que necesitaran ese tipo de maestros. Además, ¿cuál hubiera sido el contenido de esos cursos magistrales? ¿cómo perder guerras “revolucionarias”?. El general Paul Aussaresses, quien en un libro confesó, sin remordimientos, que las secciones especiales del ejercito francés en Argelia torturaban efectivamente, cosa que todo el mundo sabía, se ve amenazado, acorralado y procesado por su sinceridad. Como decía, más o menos, el Buscón: “Aunque sean verdad, esas cosas no deben decirse”.

Esta curiosa historia de la foto-mentira me recuerda otras informaciones, tan mentirosas y a veces más graves, difundidas por agencias de prensa, o servicios de información estatales (ocurre que se trata de lo mismo), que todo el mundo reproduce sin el menor espíritu crítico. Ya tuve ocasión de citar el bulo sobre el renacimiento del nazismo en Alemania, con motivo de las agresiones e incendios de hogares turcos, por parte de los comunistas kurdos. Esto no fue sólo motivo de una impresionante campaña de prensa en Francia, para alertar contra el inexistente peligro del renacimiento del nazismo, sino que los propios alemanes, tan exageradamente sensibles a ese tema (más vale, desde luego, que lo sean y no al revés), desfilaron en impresionantes manifestaciones, a veces más de 100.000 personas, con velas, para volver a enterrar a un muerto, porque les habían dicho que podía renacer. Grotesco, los únicos fascistas que existen, hoy, en Alemania, son los residuos del fascismo rojo, en la RDA.

Otro bulo, también muy difundido, y no sólo en España, es aquel según el cual el PCE sería “la parturienta de la democracia”, después de la muerte de Franco. Esto lo he leído y oído mil veces, y la última hace unos días, pronunciado con énfasis por Alejandro Adler, en una emisión radiofónica de “France Culture”. Claro, que este Adler es pájaro de poco fiar, pero nadie le llevó la contra. Porque si el PCE fue “parturienta” de algo, murió durante el parto, ya que apenas logró el 9% en las primeras elecciones libres, y ahora hay que buscar sus restos en la basura. También se dice: “ Hay que agradecer a Carrillo el no haber lanzado sus tropas a la calle”. ¡Toma! ¡Si no tenía tropas!.

En una larga entrevista en “Le Figaro”, Roland Dumas se defiende este lunes como gato panza arriba. Condenado a 30 meses de cárcel, de los cuales seis firmes, ha presentado recurso y se declara no culpable, o apenas, en los negocios sucios de Elf. Los verdaderos culpables, algunos en el Gobierno actual, según él, se las han arreglado para transformarle en chivo expiatorio. Se mete particularmente con Elisabeth Guigou, que fue Ministra de Justicia, y ahora de casi todo: trabajo, solidaridad, sanidad, etc..., sustituyendo a la tremenda Martine Aubry. Guigou, no tiene suerte: presenta un plan de reforma de la Justicia, y fracasa; se ausenta a la alcaldía de Avignón, y fracasa; presenta un plan de modernización social, y fracasa. O sea que se vota a otro, y mucho peor.

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