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Carlos Semprún Maura

Históricos suburbios

Y todo resulta bastante contradictorio, cuando al exaltar la liberación de Francia como uno de sus episodios nacionales que justificarían su orgullo nacionalista, resulta que Francia no fue liberada por los franceses, sino por los norteamericanos.

Este domingo 15 de agosto estuvo particularmente cargado de noticias: la visita del Papa a Lourdes, los juegos Olímpicos de Atenas, la conmemoración del desembarco aliado en Provenza –hace sesenta años, en agosto de 1944­–, y hasta el referéndum en Venezuela para saber si "sí" o si "no", Hugo Chávez seguía en el poder; según acabo de oír por radio, Chávez habría ganado la consulta. Y hasta la muerte del poeta, premio Nobel, Czeslav Milosz, en Cracovia. Y más cosas, los atentados prosiguen en Irak, el huracán "Charley" ha devastado las costas de Florida, Schumacher ha ganado una vez más en Hungría y, en París, hace frío.
 
Todas estas noticias, y las otras, no tienen la misma importancia, por lo tanto hay que elegir. En estos momentos de reafirmación nacionalista, las autoridades francesas se dieron cuenta que Francia había estado muy ausente en los acontecimientos militares de 1944, que se conmemoran y festejan. El país protagonista de la liberación de Francia, en 1944 –segunda etapa de la liberación de Europa del nazismo, la primera fue Italia– fueron los Estados Unidos, precisamente el país convertido hoy por Chirac y su "jazz-band" en el principal adversario de sus sueños bonapartistas. Y todo resulta bastante contradictorio, cuando al exaltar la liberación de Francia como uno de sus episodios nacionales que justificarían su orgullo nacionalista, resulta que Francia no fue liberada por los franceses, sino por los norteamericanos. Por ello, este año han querido dar particular importancia al desembarco en Provenza. Hasta he oído comentarios de historiadores afirmando que fue un desembarco francés mientras todas sus televisiones retransmitían documentales de la época, mostrando a las tropas norteamericanas desembarcando en Provenza. Y de todas formas, el mando de esa operación también era yanqui. Pero si los franceses no fueron muy numerosos en el gran desembarco de Normandía y lo fueron más en el de Provenza, esto se explica, primero, porque no fueron muchos los franceses que quisieron, o lograron, llegar a Reino Unido durante la guerra. Y, sobre todo, porque Vichy, con el beneplácito de los nazis, creó el Ejército de África, limitado a 30.000 soldados, para defender la política "colaboracionista" del Mariscal Petain, en sus colonias africanas.
 
Con la victoria aliada en toda África del Norte, desde El Cairo a Casablanca, y la llegada del General De Gaulle, quien instaló su gobierno provisional en Argel en 1943, ese Ejército de África, con apenas resistencias y algunos tiroteos, se pasó a la causa de la Francia Libre y recibió partir de finales del 43 y en 1944 un aluvión de jóvenes voluntarios, deseosos de participar en la liberación de Francia. No se trataba sólo de franceses. También se alistaron ciudadanos del Imperio colonial francés, que aún existía: magrebíes, senegaleses, etcétera, y ese Première Armée Française cruzó toda Francia, del sur al norte, liberó Estrasburgo, por orden directa de De Gaulle, y entró en Alemania para participar en la batalla final de esa cruenta y magnífica guera.
 
Hoy, bueno ayer, el presidente Chirac, al invitar a 14 jefes de estado africanos, al conceder la Legión de Honor a la ciudad de Argel durante las ceremonias conmemorativas de ese desembarco de 1944, para algunos se limita a reconocer hechos históricos: la participación de muchos africanos en esa batalla para liberar Francia. Para mí, demuestra una impresionante nostalgia del Imperio colonial francés.

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