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Carlos Semprún Maura

Lo mismo, pero algo cambia

Bernard Kouchner, el único ex ministro de Jospin y, más generalmente, el único responsable socialista francés que tiene una posición casi correcta sobre la guerra en Irak, denunció una vez más la monstruosidad del régimen iraquí y se indignó ante el carácter violento, belicista, antisemita de las manifestaciones “por la paz”, en la emisión de televisión “Crucigramas”. Se nos mostraron, fue el pasado lunes, imágenes “pacifistas” de quema de banderas norteamericanas e israelíes, consignas humanistas como: “Bush: Hitler”, “Bush y Sharon asesinos”, retratos de Sadam y Arafat, innumerables banderas iraquíes y palestinas, y hasta la agresión antisemita del sábado 22, en la que se veía a un centenar de jóvenes enmascarados, con las mismas banderas y cachiporras, lanzados por las calles del barrio del Marais a “la caza de los judíos”. Se censuró el linchamiento de no se sabe si dos, cuatro o seis judíos, sólo se mostró a uno de ellos, la cara destrozada, pero de pie y denunciando firme y con extraordinaria calma, su agresión. Yo habría, al menos, insultado a esos canallas, que se sienten tan seguros y satisfechos que invitan a la tele a filmar sus fechorías.

Pero esto no es todo. Al mismo tiempo se lanzaban de nuevo cócteles Molotov contra una sinagoga y, por ejemplo, en el más rotundo silencio, el antisemitismo se desarrolla en las Facultades y liceos, hasta el punto que muchos profesores, por miedo, han suprimido de sus clases de Historia toda referencia a los campos de exterminio nazis y toda referencia a los judíos en general. Este antisemitismo ya existía cuando el cursi de Jack Lang era ministro de Educación, pero se negaba en redondo. El actual ministro, Luc Ferry se propone luchar contra esa oleada de antisemitismo. Ya es muy tarde, me temo.

Ese mismo Lang, en otra emisión de televisión: “France-Europe-Express”, perdió totalmente los estribos, frente a Pierre Lellouche, e histérico negó cínicamente que hubiera el menor antisemitismo de izquierdas, que él fuera antinorteamericano, sólo anti Bush, y gritó que no estaba allí para discutir con Lellouche, cuando eran ambos los protagonistas del debate. Pierre Lellouche, sin embargo, le dio un varapalo, recordando afirmaciones suyas, como que los USA eran corresponsables de los atentados de 11 de Septiembre (sic) o que Bush y Sadam eran igual de criminales.

Pero yo he notado un ligero cambio en el discurso oficial: mientras los medios prosiguen su desatada campaña contra los USA y a favor del “pobre” Sadam (algo parecido a lo que hace El Mundo en España), varios ministros y el primero, Jean-Pierre Raffarin, han declarado recientemente que “no había que equivocarse de enemigo, que, pese a las divergencias actuales, los USA eran una gran democracia y un país amigo y aliado, e Irak, indiscutiblemente una tiranía. Hasta ahora, esto sólo lo afirmaba, aún más tajantemente, Alain Madelin. Y Pierre Lellouche. Pero éste, capitan del ejército chiraquiano, no puede criticar la política de su partido y de su presidente, pero su defensa de los USA, es clarísima. Tal vez influya en su caso el hecho de que los conoce bien, ya que allí fue donde realizó parte de sus estudios y está casado con una puertorriqueña.

Dos argumentos someros pueden avanzarse para explicar dicho cambio: Francia se ha percatado de que, pese al batiburrillo de las manifestaciones y de la propaganda, se está quedando sola, Alemania no desea una ruptura con los USA, ni con la Europa del Este, y Bélgica no pesa lo suficiente. Y Rusia, claro, va a lo suyo, que no es Francia. Además, puede que teman que su intransigencia antiyanqui ponga en peligro, mañana, sus intereses petroleros en Irak, que son muchos. Esto, desde luego, nada tiene que ver con los tan cacareados derechos del hombre. Pero ¿de qué derechos me está usted hablando?

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