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Carlos Semprún Maura

Los besos de Judas

Francia, de pronto, se ha despertado reformista aunque, eso sí, moderada, y los sociatas no ven más solución que ofrecer a sus electores prolongadas siestas subvencionadas.

No sé de donde viene esa moda de que los jefes de Estado y Gobierno se den besitos en las mejillas. No llegan a ser obscenos porque resultan demasiado ridículos. Recientemente he visto a Olmert besar a Abbas, Zapatero a Sarkozy y el Rey a Condoleezza Rice, entre otros muchos, sabiendo que quienes se besan, si no se odian, al menos son enemigos o adversarios políticos. Es una moda recienta esta del beso de Judas, no recuerdo haber visto jamás al general De Gaulle, por ejemplo, besar a nadie en público, ni siquiera a su esposa.

También noté que ni en la campaña para las presidenciales ni y ahora en la de las legislativas, Ségolène Royal besó en público a ninguno de los elefantes del PS, ni a Laurent Fabius, ni a Strauss-Kahn. Al único que besó fue a Rodríguez Zapatero en el mitin de Tolosa. También es cierto que Zapatero goza en Francia de una estima general. No es cosa sólo del PS. La UMP, Bayrou, Morin (el "traidor")... todos loan con inverosímil imbecilidad los meritos de Zapatero y del PSOE, un partido moderno, moderado y eficaz, no como su propio y carcamal partido socialistas. También alaban a España, que ha votado sí en su referéndum a la difunta constitución europea y disfruta de una bonanza económica ejemplar.

Si bien es cierto que el Gobierno actual heredó una buena situación económica y aún no la ha estropeado (no se preocupen, lo hará), cuando señalo a mis amigos franceses que quien ganó el referéndum sobre la Constitución fue la abstención y que el tan cacareado 70% de votos afirmativos sólo concierne a un 30% de los electores se quedan boquiabiertos. Si añado que España está en crisis debido al mortífero chantaje de ETA y a su destrucción como nación mediante los nuevos estatutos, no es que se sorprendan, es que sencillamente no me creen.

Hay que recordar que, desde hace siglos, los franceses desconocen total y voluntariamente a la vecina España. Me pregunto si la culpa no la tendrán tanto Barrès como Malraux y, desde luego, los medios de comunicación actuales, que desde Le Figaro hasta Le Monde, pasando por las radios y las teles, ya sean de izquierda, derecha, centro o retretes, votan Zapatero como ayer votaron Carrillo.

Los recientes sondeos prevén un maremoto sarkozista en las próximas legislativas, con más de 400 diputados de la UMP, contra un modesto centenar para el Partido Socialista; el resto, un cero y medio. En Francia, cuando se elige con amplia mayoría a un presidente, esa ventaja no sólo se confirma en las legislativas sino que aumenta. A esto hay que añadir que la campaña del PS es propia de suicidas. Dan por descontado que van a perder, que no tienen proyecto, programa o ideas, pero añaden que "eso habrá que solucionarlo después de las elecciones". Mientras tanto, se limitan a insultar a Sarkozy y a criticar duramente sus proyectos de reformas, que fueron precisamente el motivo de su triunfo. Francia, de pronto, se ha despertado reformista aunque, eso sí, moderada, y los sociatas no ven más solución que ofrecer a sus electores prolongadas siestas subvencionadas.

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