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Carlos Semprún Maura

Los ricos progres

Si en España es el PP el que está en crisis ante su congreso, en Francia el partido con problemas es el socialista, y le durarán más porque su cónclave se celebra en noviembre.

Harto de ver por todas partes –prensa, tele y hasta radio– la jeta de Yves Saint-Laurent, y escuchar los ditirambos sobre su genio, iba a "zapear" la otra noche en busca de una buena película policíaca de Hollywood, de los años 40, pero Nina me dijo: "No, deja, que me interesa. Después de todo, fue el mejor..."

Yo, evidentemente, no conocía a Yves Saint-Laurent, pero en cambio me crucé en alguna ocasión con su chulo, Pierre Bergé. Éste es el arquetipo del rico progre. Excelente hombre de negocios, se quiso mecenas: se hizo con un teatro, lo dejó, organizó conciertos, lo abandonó. Cuando Mitterrand llega a la Presidencia y lo nacionaliza todo, en 1981, lo considera una catástrofe, y se plantea el exilio. Pero ejerciendo de Celestina, Jack Lang le hace amigo de Mitterrand, que le salva de unos líos por un "delito de iniciados" ante los Tribunales.

Así, después de haber intentado ser un mecenas cultural, pasó a ser mecenas político. Por ejemplo, le puso un piso en París a Ségolène Royal para que instalara sus oficinas en el Boulevard Saint-Germain; es uno de los regalos que ha hecho a la izquierda. Hace varios años se propuso como candidato del Partido Comunista en unas elecciones municipales parisinas, pero la base se rebeló: un multimillonario no puede representar al "partido de los trabajadores".

Después de estas desilusiones como mecenas cultural, primero, y político luego –no se preocupen por sus negocios, van requetebién–, se puso a escribir. Yo tuve ocasión de hojear uno de sus libros, en la casa de vacaciones de una amiga de Nina. No me pareció mal escrito, pero tampoco tenía el menor interés. Nuestra anfitriona, en cambio, lo encontraba estupendo. Basándose en su "obra literaria", se presentó a la Academia Francesa, pero fracasó. No sé si se pueden comprar académicos como se compran jurados de los premios literarios, pero si se da el caso, será académico. Recursos no le faltan. Estas aparentes contradicciones tienen un sentido: como parvenu quiere que se le considere un intelectual, y siendo la intelectualidad de izquierdas, al menos en el Faubourg Saint-Germain, él finge serlo. A mí me resulta un personaje repugnante.

Si en España es el PP el que está en crisis ante su congreso, en Francia el partido con problemas es el socialista, y le durarán más porque su cónclave se celebra en noviembre. Además de los ya candidatos a la jefatura del partido, y a la candidatura a las presidenciales de 2012, Ségolène Royal y Bertrand Delanoë, la dama de plomo, la madrecita de las 35 horas, Martine Aubry, ha iniciado su propia campaña con virulencia jacobina: los candidatos declarados son una nulidad (es verdad) y ella vale mucho más (es mentira). Hasta noviembre tendremos tiempo de hacer mil comentarios más.

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