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Carlos Semprún Maura

Manos sucias y guantes blancos

La conflictiva situación actual basada en todo tipo de negocios sucios, financiación ilegal de los partidos, etcétera, se ha complicado tanto, adrede, en los medios informativos -mezclando delitos amnistiados, con sospechas, pesquisas judiciales y condenas- que el ciudadano de a pie pierde su latín (como se dice en Francia). Pero hay algunos elementos en este batiburrillo que resultan evidentes. Casi todos los franceses se han mofado de los líos electorales norteamericanos, pero ¿sería más democrático lo que está ocurriendo en Francia, con el acoso al Presidente Chirac (real este, no como la estafa de El País), basándose en embustes, sospechas y presuntos delitos de todas formas amnistiados, sencillamente para que el rumor cree suspicacia y aminorar así sus votos y reducir sus posibilidades de ser reelegido? Pues, francamente, no. Y lo digo con absoluta tranquilidad, ya que no siento la menor simpatía por el señor Chirac, más bien al revés.

Todo comenzó con el milagroso descubrimiento de un video en el que el difunto señor Méry, que fue el tesorero oculto del RPR, para protegerse contaba cómo obtenía comisiones ilegales de empresas, que se repartían entre diferentes partidos. Entre ellos estaba el RPR, desde luego, pero también el PS y el PC. Todo ello pasó a segundo plano; el PS junto a la prensa cómplice, las televisiones –haciéndose el tonto– y los políticos sólo resaltaron el hecho de que el muerto, que hablaba por los codos, había citado varias veces a Chirac. Éste era entonces, a mediados de los ochenta, presidente del RPR y alcalde de París, y el finado se refería a él como a alguien perfectamente al corriente de dichos tráficos. Lo que nadie recordaba era que esas y mil otras estafas habían sido amnistiadas. Ocurrió cuando Michel Rocard, Primer Ministro de Mitterand, hizo votar una ley sobre la financiación de los partidos, acompañada de una amnistía, en 1990.

Lo curioso de ese video es que estaba en posesión de Strauss-Kahn, el ex ministro socialista que tuvo que dimitir debido a su procesamiento por otros delitos, en los que el dinero sucio no fue a su partido, sino a sus profundos bolsillos. El bueno del ex ministro declaró públicamente que tenía el video, sí, pero que ni siquiera lo había mirado. El caso es que apareció en el momento oportuno.

Hablando claro, y resumiendo mucho, todos los partidos, y más cuanto mayor sea su importancia, han montado sistemas de financiación ilegal. Pero el acoso político-mediático contra Chirac tiene dos objetivos: impedir por todos los medios que sea reelegido presidente y ocultar por todos los medios las gigantescas estafas del reinado de Mitterand, que se cifran en billones de francos, que no han sido juzgadas. Algunas de ellas aún perduran: el escándalo ELF, la mutua estudiantil y un larguísimo etcétera. Porque Mitterand fue el presidente francés más corrupto de todos los tiempos. Y lo malo, para los anti-Chirac, es que también fue el número uno de los socialistas.

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