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Carlos Semprún Maura

Muertes anunciadas

Ya nadie habla del desarme de Hezbolá, convertida por la cobardía occidental en organización caritativa que tan bien se ocupa de los niños y los ancianos. Ya nadie habla de nada salvo para condenar a esos malditos judíos.

Instalar familias con el máximo de niños en las mismas aldeas, barrios y hasta casas en donde están los lanzacohetes que bombardean diariamente el norte de Israel, de forma que si el ejército israelí quiere destruir esas bases y los depósitos de explosivos, obligatoriamente tendrá que matar a civiles, es desde luego una "manera bárbara y repugnante de hacer la guerra", como declara el general israelí Nehushtun a Le Figaro. Pero es así como Hezbolá actúa siempre, como ayer la OLP durante las "intifadas", y el ejército israelí lo sabe mejor que nadie y debe de tenerlo en cuenta. Cuando dice ese mismo general a ese mismo diario que no quieren invadir con su ejército de tierra el sur de Líbano porque "la comunidad internacional" les condenaría como "ejército de ocupación", cabe preguntarse si no se equivoca totalmente.

Está visto como reacciona la "comunidad internacional" ante el bombardeo de Qana y la muerte de unos niños. Hay que desmenuzar la prensa gala, y escuchar atentamente la radio y la tele, para comprender que el Hezbolá había reunido a un centenar de niños en el edificio bombardeado, desde el que se lanzaban misiles contra Israel. Pues esa barbarie monstruosa de "protegerse" con niños y civiles ha funcionado a las mil maravillas, como se ha visto. Toda guerra hace víctimas civiles, pero una ofensiva militar terrestre tiene más posibilidades de reducir al máximo dichas víctimas; en todo caso más que los bombardeos, por precisos que estos sean. Y en cuanto a la acusación de "ejército de ocupación" que el general israelí parece temer se refuta fácilmente si se evita ocupar nada, limitándose el ejército a lanzar ataques, operaciones de comando, desde Israel, y volviendo luego las tropas a sus bases.

Pero es ya muy tarde, porque la poderosa máquina de propaganda antiisraelí se ha puesto en marcha. Se ha olvidado que los cohetes iraníes lanzados por Hezbolá contra Haifa y otros lugares del norte de Israel tienen únicamente objetivos civiles, como todos los atentados suicidas de todas las bandas terroristas en el mundo entero. Se ha querido olvidar que fueron Hamás y el Hezbolá los agresores, se ha olvidado que tres soldados israelíes siguen rehenes, se ha olvidado todo. El Hezbolá les ha puesto en bandeja una buena coartada "humanista", para condenar sin matices, ni reservas, tan fanáticamente como los salmistas a Israel, y todos se precipitan. Ya nadie habla del desarme de Hezbolá, convertida por la cobardía occidental en organización caritativa que tan bien se ocupa de los niños y los ancianos. Ya nadie habla de nada salvo para condenar a esos malditos judíos. Los ayatolás iraníes se frotan las manos, ya nadie habla de sus armas nucleares, y todos escupen contra Israel.

En estas condiciones, ustedes comprenderán que el lugar adonde los ministros van a pasar sus vacaciones, tema apasionante muy comentado por los medios galos, a mí me importe un bledo.

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