Menú
Carlos Semprún Maura

Ni terrorismo, ni antiterrorismo

Oriana Fallaci, en su admirable “Carta de Nueva York”, iniciada el domingo 30 en El Mundo, confirma, con el peso de su talento y de su fama, lo que yo, humilde ratoncito, ya había señalado aquí, o sea, la ambigüedad de las autoridades francesas en la supuesta lucha mundial contra el terrorismo. La periodista de CNN, recuerda Fallaci, preguntó cuatro veces seguidas a Jacques Chirac, durante su estancia en EE UU, “de qué forma y en qué medida pensaba luchar contra esa Yihad”, y las cuatro veces evitó dar una respuesta. Excepto Blair, en el resto de los demás líderes europeos no veo ningún “Ricardo Corazón de León”. Y arremete contra el cavaliere Berlusconi, quien no ha hecho absolutamente nada contra “los bellacos” que aplauden a Osama bin Laden en las mezquitas, de Milano, Torino y Roma. Si tiene toda la razón esta gran periodista, sobre la ambigüedad o la cobardía, de Chirac ¿qué hubiera dicho de la de Jospin, que lo es mucho más? Hasta Zapatero, entrevistado en El País este mismo domingo, y pese al pataleo del entrevistador, furioso de no lograr sacarle una condena rotunda del “imperialismo yanqui”, es mucho más firme que Jospin y su izquierda pazguata, las cosas como son.

Los odios antidemocráticos, envueltos en los transparentes velos de “la paz a toda costa”, han organizado manifestaciones pro terroristas en varias ciudades europeas, y hasta en Washington. No eran muchos, menos mal.

La polémica en la prensa, sobre el ¿qué hacer? O mejor dicho, cómo no hacer nada manteniendo la compostura, prosigue en Francia. Artículos y más artículos, imágenes y más imágenes, para demostrar que el sometimiento es bueno (Islam, quiere decir sometimiento) y que Afganistán es una fortaleza invencible, y que por lo tanto cualquier tipo de guerra, no sólo sería criminal, sino además, de antemano, perdida. Aunque ese sea el discurso mayoritario, debo reconocer que, a veces, en Le Figaro salen artículos interesantes y bien documentados, que nos demuestran que los terroristas islámicos no traicionan, ni blasfeman, como hasta Bush lo pretende (él por motivos oportunistas y peligrosos), que desde luego si hay notables diferencias de comportamiento entre los musulmanes, no existe ese abismo que tantos desean ver, y –¡que casualidad!– ningún país musulmán incluso “moderado”, es democrático, y si reina la pobreza y el subdesarrollo, pese a riquezas naturales, como el petróleo, en tantos países del llamado Tercer Mundo, no sólo musulmanes, la culpa la tienen sus sistemas políticos y económicos y sus dirigentes, mucho más que Wall Street. En este sentido, la estupenda Oriana “furiosa”, que sabe con quién se juega los cuartos, tratándose de Arafat, recuerda que en los campos de la OLP y del FDLP se entrenaban los “comunistas combatientes” del terrorismo europeo.

No ha habido la menor alusión, en los medios informativos franceses, al Festival de San Sebastián, a pesar de que una película gala ha obtenido no sé qué premio. Desde luego, el chovinismo obligado hace que hablen preferentemente del suyo, el de Cannes, pero también comentan los de Venecia, Berlín, los Oscars, etc. De San Sebastián, nada. De todas formas, si la prensa española ha hablado mucho, tampoco ha informado, porque la “Concha de Oro”, o de euro, se la ha llevado ETA.

En Internacional

    0
    comentarios