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Carlos Semprún Maura

Nuevo acoso a Chirac

La operación estuvo minutada como la intervención de un comando paracaidista de las que salen bien. El juez Halphen envía por correo normal al presidente Chirac una convocación para que se presente como testigo, tal día a tal hora, en su despacho del Palacio de Justicia de Creteil, arrabales de París. Al día siguiente, miércoles 28, y el jueves y el viernes, etc., toda la prensa clama en primera plana: “Chirac convocado por la Justicia”, y las televisiones lo siguen. Operación perfectamente lograda. Porque las cuestiones jurídicas y constitucionales son lo de menos, lo que importa es crear suspicacia en torno a Chirac, empleando los métodos que sean, para que pierda las próximas presidenciales.

No es inútil precisar que dichas elecciones se jugaran con un resultado de 51/49, más o menos, y nadie sabe quién puede ser el vencedor. Por lo tanto, crear suspicacia en torno al Presidente puede tener efecto en la franja minoritaria de indecisos, y permite derrochar una propaganda demagógica en torno a temas como “si no va, es porque es culpable” o “el Presidente es un ciudadano como los demás”. Pues no, en todo caso según la Constitución, no es un ciudadano como los demás: para que se le procese, o incluso se le convoque como testigo, es necesario un voto del Parlamento, y sólo el Consejo Constitucional, o la alta Corte de Justicia, según los casos, están habilitados para interrogar, y eventualmente procesar, a los presidentes de la Republica. Buena o mala, es la ley. En Estados Unidos se califica de impeachment.

Esto lo sabe perfectamente el juez Eric Halphen, el cual, además ya se había enfrentado, y por los mismos motivos, a una negativa de la Presidencia, el año pasado. Pero da lo mismo, no se trata de proseguir una instrucción judicial, sino de fastidiar a Chirac. La forma incluso con la que la convocatoria fue enviada, por correo normal y claras amenazas a multas y demás penas que le esperaban si no acudía a la convocatoria, tiene una evidente voluntad de humillar.

En mi última “carta” confundí los asuntos, pero es que hay tantos por juzgar, y tantas veces se pisotea el secreto de la instrucción como la presunción de inocencia, que se confunden. Se trata, efectivamente, de financiación ilegal de los partidos, pero no a propósito de la construcción de liceos, sino de las HLM (viviendas de alquiler moderado) de París, por los años 1985/86, cuando Chirac era alcalde de París y Presidente del RFR. Pues resulta que en 1990, cuando Michel Rocard era primer ministro, se votó una amnistía general por aquellos delitos, y si Chirac era culpable, estuvo amnistiado. Pero ciertos jueces, y, claro, la mayoría “plural”, cuando se trata de Chirac y de la oposición en general, consideran que la corrupción ha proseguido, después de esas fechas, después de la amnistía. Lo cual es cierto, pero no se trata sólo de los partidos de la oposición, si no ¿por qué dimitió Strauss-Kahn y está procesado, junto a Roland Dumas y buena parte de la dirección del PS y Robert Hue, secretario del PCF, etc

Hay que tener en cuenta la derrota en las municipales. Pese a que intentaron presentar su victoria en París y Lyon como una derrota personal de Chirac, saben que no es cierto. Chirac está en mejor posición después de las municipales, y entonces, milagrosamente, sale un juez, independiente –¡no faltaba más!–, que intenta pringar a Chirac. Si no se presenta a la convocatoria, porque es culpable. Si se hubiera presentado, todos hubieran aullado por doquier: “¡Un Presidente que tiene líos con la Justicia tiene que dimitir!” Negocio redondo, de todas formas. No estoy seguro de que sea la manera más democrática de ganar una elecciones.

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