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Carlos Semprún Maura

Pasan a la ofensiva

Casi al mismo tiempo que las manifestaciones integristas islámicas en varias ciudades francesas y europeas y también, fuera de Europa, en países musulmanes como Turquía Irán, Gaza, etcétera, una bomba hizo estallar, la noche del sábado al domingo, el coche del nuevo prefecto Aïsa Dermouch. ¿Quién habrá cometido dicho atentado? Lo más probable es que se trate de integristas islámicos que consideran como una traición que haya aceptado ese cargo en la administración prefectoral, espina dorsal del estado francés, desde Napoleón, que lo creó. Tampoco es imposible que se trate de los residuos nostálgicos de la OAS y de “Argelia francesa”, por los mismos motivos, pero al revés: un “moro” no puede representar al estado francés. Pero quedan muy pocos, y no los veo capaces de organizar nuevos atentados. Los fanáticos islamistas son muchos más, y la DST ha detenido hace poco a un grupo que preparaba un atentado químico, en Venissieux, arrabal, calificado “difícil”, de Lyon. También es cierto que el Gobierno actual cuenta con dos Ministros –bueno, secretarios de estado– “procedentes de la emigración”, que no han recibido la menor amenaza, pero la grotesca polémica entre Chirac y Sarkosy, en torno a la “discriminación positiva”, ha dado a esta nominación del prefecto Dermouch una carga simbólica peculiar.
 
En Francia, el principal organizador de las manifestaciones integristas del pasado sábado, fue el Partido de los Musulmanes de Francia, cuyo jefe es un tal Mohamed Latrèche (nombre árabe, apellido francés), desconocido hasta hace unos días, quien declara que su movimiento no es religioso, sino político, lo cual no es muy coránico, ya que para los fundamentalistas no hay separación entre lo religioso, lo político y lo privado, es un totalitarismo perfecto. El rector de la mezquita de París, y presidente designado por Sarkosy del Consejo del Culto Musulmán, Banhakor, así como otras asociaciones musulmanas, al considerarla demasiado extremista, aconsejaron a sus fieles que no participaran en esa manifestación. Pero, en el último momento, la principal organización islámica, mayoritaria en dicho Consejo, y varios imanes radicales con sus tropas decidieron participar. Para demostrar su moderación Mohamed Latréche se pasó la tarde aullando por las calles de París, que “En Francia, los judíos lo tienen todo, los musulmanes nada”.
 
No fueron tantos como se esperaban, pero los suficientes para decidir repetir sus manifestaciones integristas el próximo 7 de Febrero. Se manifestaron bastantes chavalas con el dichoso velo, pero firmemente rodeadas y controladas por un servicio de orden de barbudos. Declaraban que, por su libre albedrío, querían seguir llevando el velo en las escuelas y en todas partes, pero no dijeron claramente si querían seguir estando sometidas, si aprobaban la mutilación del clítoris de las niñas, la lapidación de las mujeres, y demás muestras de la barbarie islámica hacia las mujeres.
 
Desde luego, si la defensa de la ley republicana y del laicismo se limita a la cuestión del velo, el Gobierno va a hacer el ridículo. Debería llevarse a cabo toda una política de reafirmación de los valores democráticos en las escuelas, en los hospitales, en la calle, en todas partes. La incoherencia y la cobardía de diferentes gobiernos ha confirmado en el seno de la comunidad islámica fundamentalista la impresión de que habían conquistado varios territorios simbólicos para su religión. Volver a la igualdad ante la ley para todos los ciudadanos, no se hará sin enfrentamientos.
 

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