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Carlos Semprún Maura

Pauvre France

Todo es mentira, todo es propaganda, Francia vive momentos de lavado de cerebro absoluto y muchas veces voluntario. Sobre la guerra en Irak se inventa a mansalva y la propaganda iraquí se presenta como información fidedigna. Lo mismo ocurre con la profunda crisis europea. Empezaré por España: todos los medios que bailan al son del mismo tamboril, los que se consideran ayer de izquierda, como los de derecha, dicen lo mismo; lo mismo escriben las corresponsales de Le Figaro o de Le Monde, por ejemplo. Todos afirman, con entusiasmo, que José Maria Aznar, el Gobierno y el PP están siendo barridos por un vendaval popular gigantesco. Sería absurdo negar las dificultades actuales, pero lo peregrino es su común explicación: esto le ocurre a Aznar por no haber seguido ciegamente a Chirac, la nueva Juana de Arco. O el Gran Timonel, como prefieren algunos.

Así nos enteramos de que las profundas divergencias y el intercambio de insultos entre Francia y el Reino Unido han pasado a la historia, porque Blair y Chirac ¡se han hablado por teléfono! La propaganda oficial sigue vanagloriándose de la eficacia del “eje del mal” franco-alemán, pero la realidad es muy diferente, porque Alemania está harta de la voluntad de liderazgo francesa. Existe en Alemania, es cierto, un profundo sentimiento pacifista, que se debe a su negro pasado nazi: nunca más una Wermacht lanzada a la conquista del mundo, y, por lo tanto, nunca más guerras. Schröder declaró que Alemania se había liberado de su pasado nazi, pero esto no es del todo cierto, porque el fantasma de Hitler sigue presente en muchas mentes alemanas, atemorizándolas.

Por oportunismo electoral se sirvieron de estos temores y zozobras, ya que el balance económico era malo, pero su pragmatismo les impide llegar a la ruptura total con los USA. Además, sin los USA, el Plan Marshall y la presencia militar norteamericana ¿dónde estaría hoy Alemania? Por otra parte, Alemania tiene lazos económicos y políticos importantes con los países de Europa del Este, recién liberados del comunismo, que están en rebeldía abierta con la postura anti USA de Francia, y teme que estos países, que han sufrido “la izquierda” en sus carnes, ante la indiferencia de Europa, prefieran una relación directa con USA –como en el caso de los aviones militares comprados por Polonia–, en detrimento de los intereses alemanes y, hasta cierto punto europeos. Se mantiene a bombo y platillo la fachada del eje francoalemán, motor de Europa y baluarte de la paz, pero ese vapor calenturiento ya pasó, cualquiera duda al menos un momento.

El cinismo francés en este asunto es espeluznante. Se consideran los abanderados de la paz, Chirac sueña en voz alta, su ambición es liderar un Imperio anti Imperio, con Europa, Rusia y los países árabes, contra los USA. Critican ferozmente la intervención militar en Irak, pero exigen estar presentes en el reparto del botín, tras la victoria angloamericana. En este país, convertido en pocas semanas en una mezcla de paraíso orwelliano con su Ministerio de la Verdad, y en resurrección de Vichy, en la que nadie se atreve a criticar a Chirac, algunos, con audacia infinita, se preguntan si es conveniente mantener una oposición tan radical contra los USA, pero todos se ponen de acuerdo afirmando que hay que convertir Europa en superpotencia económica, política y militar. En defensa de la excepción cultural francesa y de sus quesos ¡no faltaba más!

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