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Carlos Semprún Maura

Plañideras selectas

Por casualidad, supongo, dos ex ministras de Jospin fueron, este domingo, las fugitivas estrellas de la televisión: Martine Aubry, ex ministra de casi todo y culpable de mucho (las 35 horas, la ruina y cierre de hospitales, la dilatación de la burocracia estatal, etcétera), que parecía salir de una cura de desintoxicación en una clínica privada suiza, estuvo hablando durante una hora sin pararse un segundo, y a la velocidad de una ametralladora, y los tres periodistas que la entrevistaban apenas podían hacer sus preguntas. La velocidad de elocución es un truco para que no se le puedan señalar las incoherencias y contradicciones, ya que formulando diez contradicciones en una frase, ¿cuál de ellas resalta? También dijo alguna tontería, como cuando se quejó de que el dólar estuviera demasiado alto frente al euro. ¿No será al revés?
 
La otra, Segolène Royal, compañera sentimental de François Hollande, primer secretario del PS, fue varias veces ministra, la última creo que se ocupaba de guarderías infantiles. Pese a un tono muy diferente, ambas hablaron mucho para no decir nada. Tal vez por ser domingo, la realidad estaba de paseo. Plañideras selectas, se limitaron a señalar que ahora todo va mal, mientras que antes, cuando eran ministras, todo iba bien. Segolène Royal, enfrentada a un sondeo en el que hasta los socialistas y simpatizantes declaraban que el PS no tiene líder (bofetada al compañero sentimental), no tiene proyecto, no tiene programa, no tiene credibilidad y, al no ser bueno su balance gubernamental, su derrota en 2002, fue lógica, la pobre Segolène se puso a gimotear: “No hemos tenido tiempo...” El Gobierno ha tenido tiempo de destruir Francia, según dicen, pero el PS en año y medio no ha tenido tiempo para nada.
 
Por la primera vez en su historia, la diplomacia francesa se ha declarado en huelga –¡sí, señores!– este lunes, primero de diciembre. El Ministerio, las embajadas, los consulados, centros culturales, liceos, van a cruzarse de brazos. Motivo de esta inédita huelga: no tienen los medios (la pelas, vaya) para defender la política imperial definida por el Presidente Chirac. Un detalle me ha divertido: como dato de penuria, la prensa informa que la mitad de los ascensores del Quay d’Orsay no funcionan ¡lo mismo nos ocurre en casa! El ministro, el tenor Dominique de Villepin, se ha quedado sin voz. Porque, claro ¿cómo imponer la gradeur française, sin Universidad, sin investigación científica, sin ejército, y sin ascensores?
 
Veremos si esta huelga, muy poco diplomática, me imagino que hasta en Damasco se troncharán de risa, va a tener más éxito que la reciente estudiantil, que fue un fracaso. Pero ¿a quién se le ocurre organizar una huelga contra una reforma que aún no existe? Segolene Royal, el domingo a las 23 horas 24 minutos, les dió razón a los estudiantes, cuyas condiciones materiales, dijo, son muy difíciles, seguro que también les faltan ascensores, pero eso existe desde Le bachelier, de Jules Vallès, y, evidentemente, que los estudiantes de origen humilde tienen más dificultades que los hijos de familias pudientes, los cuales hacen sus estudios en USA, por cierto. Pero la ex ministra nada dijo del contenido de los estudios, bueno, sí, se limitó a afirmar, sin ruborizarse, que la enseñanza francesa era la mejor del mundo. En la producción de analfabetos es probable.
 

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