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Carlos Semprún Maura

Tigres de papel

¿Cómo puede definirse dicha línea editorial, o más bien política? Pues basta con leer El País: desinformación, mala fe, mentira sistemática, propaganda soez, etcétera

En estos días grises y fríos, las buenas noticias son escasas, por lo tanto, yo me alegro de las cuitas y percances de los dos baluartes de la prensa progre francesa. Me encanta, por ejemplo, que dos capitalistas de copete, se disputen el control del que fue el ultraizquierdista diario Liberation, hoy ya bastante descafeinado. En efecto, dos poderosos hombres de negocios, Vincent Bolloré y Edouard de Rothschild (no confundir con Edmond), están en pugna para hacerse con el capital del diario "fundado" por Jean-Paul Sartre. Sabiendo que el apellido Rothschild, constituye para el antisemitismo de izquierdas, tan difundido por estas –y otras– tierras, el arquetipo del malvado judeocapitalismo explotador y sin patria, la noticia tiene su gracia. Claro que, para los antisemitas, la cosa está clara: Liberation ha traicionado, se ha vendido al sionismo.
 
Más grave aún parece la crisis en Le Monde. Ya se sabía que perdía lectores, perdía publicidad, perdía dinero, y sus deudas son gigantescas. Preparaban despedidos, ahorros, reestructuraciones, ampliación del capital y vía crucis, y les salta una crisis política que expulsa a Edwy Plenel de la dirección de la redacción. La semana pasada, en una asamblea general, dos directores adjuntos, Frank Nouchi y Laurent Mauduit, y varios periodistas, no sólo pusieron en tela de juicio la mala gestión del patrón, Jean Marie Colombani, sino también la línea editorial del vespertino, obligando Plenel a dimitir. ¿Cómo puede definirse dicha línea editorial, o más bien política? Pues basta con leer El País: desinformación, mala fe, mentira sistemática, propaganda soez, etcétera.
 
Cuando los periodistas rebeldes declaran que les importan más los desmadres políticos y la desinformación, que los problemas comerciales, uno se dice que será muy noble y muy periodístico, pero cabe preguntarse si hubiera habido crisis política si no hubiera crisis económica, y si el sectarismo y la falta de objetividad profesional de Plenel no constituye un obstáculo a la ampliación del capital. La mala fe del diario se demuestra, una vez más, en la forma con la que se relata su propia crisis: ni una palabra sobre la rebeldía política de parte de la redacción. Ayer, martes, se limitaron a publicar la carta de Plenel a la redacción, junto a la de J.M. Colombani. Plenel explica su "dimisión" por "motivos personales", y Colombani, rasgándose las vestiduras, declara que los diez años en los que compartió con Plenel, la dirección del vespertino, fueron los más brillantes de la historia de Le Monde. Tan "brillantes" que si hubieran continuado así, se hunden.
 
Me equivoqué, creía que la cadena de televisión islámica Al Almanar aún no transmitía, pues no, transmite desde primeros de noviembre y ya tiene problemas, como era lógico y previsible. El CSA, que dio su visto bueno protesta, y las autoridades se plantean seriamente su prohibición, porque, entre otras manifestaciones de fanatismo humanista, en una emisión ya transmitida (yo no lo vi, no he logrado dar con esa cadena), se "demuestra" que los sionistas propagan voluntariamente el SIDA en los países árabes, para destruirlos. Cosas veredes, mio Cid...

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