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Carlos Semprún Maura

Tus señoritos mienten

Hace pocos días todos los titulares proclamaban que el Tribunal Supremo condenaba Guantánamo. Era falso, claro, pero da lo mismo: lo importante es la propaganda antiyanqui.

Lo siento, pero a mí me parece admirable que un pequeño país como Israel, rodeado de enemigos, algunos con armas nucleares, lance a su ejército para salvar a un soldado secuestrado por los terroristas de Hamas, que utilizan a su rehén Shalit para ejercer su habitual y criminal chantaje. Pero los políticos y los medios franceses sólo hablan de "agresión", tan acostumbrados están, unos y otros, a ceder siempre ante esos chantajes pagando discretamente los rescates exigidos por los terroristas.

Hoy comienza en París el juicio de seis terroristas "liberados" hace unas semanas de Guantánamo, con lo cual se demuestra, una vez más, que los prisioneros en esa base norteamericana no son víctimas inocentes, como dicen, sino locos de Alá capturados con las armas en la mano. Pero la prensa se esfuerza en desligar este caso de la lucha general contra el terrorismo, para no aparecer junto a los Estados Unidos. Al revés, sigue condenando sistemáticamente todo lo que haga Bush. Hace pocos días todos los titulares proclamaban que el Tribunal Supremo condenaba Guantánamo. Era falso, claro, pero da lo mismo: lo importante es la propaganda antiyanqui. Bush había planeado crear unos tribunales de excepción para juzgar a los prisioneros de Guantánamo y el Tribunal Supremo, demostrando así su independencia, ha declarado que lo que se proponía la Casa Blanca en este caso no era constitucional, pero no ha condenado la base de Guantánamo. No será muy difícil, pienso, que el Tribunal Supremo indique serenamente a la Casa Blanca como solucionar jurídicamente este asunto.

Algo parecido ocurre con la crisis del gobierno holandés. Sabido es que la ministra de Inmigración, Rita Verdonk, había retirado la nacionalidad holandesa a Hirsi Ali. Ante el escándalo provocado por dicha medida, la ministra se echó para atrás. Pero un núcleo de diputados y varios ministros exigieron que dimitiera y, ante su negativa, apoyada por el primer ministro Balkenende, fueron ellos quienes dimitieron, abriendo así la crisis. Pero la prensa gala sólo habla de las declaraciones falsas de Hirsi Ali para obtener la nacionalidad holandesa, cosa que había admitido hace tiempo y explicado que era para escapar a un matrimonio forzoso. Y es que para la ley coránica las mujeres no tienen derecho a elegir nada, ni su novio, y están obligadas a casarse con quien designe el padre. Pero nadie dice nada sobre quien es Hirsi Ali y por qué está amenazada de muerte por los islamistas, que antes asesinaron a Theo Van Gogh, realizador de un documental sobre la condición femenina en los países musulmanes cuyo guión fue escrito precisamente por Hirsi Ali. Tampoco hablan de todas sus valientes declaraciones contra el islam radical. Pretenden limitarlo todo a un vodevil barriobajero de declaraciones embusteras pero perdonadas. ¿Y para qué tanto barullo, entonces? Es que no se trata de eso, se trata de resistir o someterse al chantaje islámico.

Ha sido un fin de semana entretenido, salvo para el "patriotismo económico". Después del pataleo infantil del gobierno, que quiso oponerse a la OPA de Mittal, los accionistas de Arcelor la aceptaron contra el gobierno y, ahora, todos tan contentos. EADS está en crisis, primero industrial, con los gigantescos retrasos en la fabricación del nuevo Airbus, luego financiera con las ventas supuestamente fraudulentas de acciones ystock-optionsen mal momento. Al final, el francés Noel Forgeard y el alemán Gustav Humbert, vicepresidentes, dimiten. ¡Ya era hora! Al mismo tiempo, el principal accionista de la General Motors, Kirk Kerkorian, propone una asociación a Renault-Nissan, que no dice que no. ¡Qué magnífico es el capitalismo cuando se aprieta el acelerador y no el freno!

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