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Carlos Semprún Maura

Un Gobierno más

El presidente Sarkozy y el primer ministro Fillon declararon firmemente pero con apariencia serena que "con los terroristas no se discute, se les combate". Lo siento, pero no me lo creo.

El descubrimiento de cinco paquetes con cartuchos de dinamita en los toilettes del gran almacén Printemps-Haussman de París ha generado un verdadero susto. No hubo víctimas, pero porque no se produjeron explosiones. Un absurdo "Frente revolucionario afgano" había avisado por carta a la agencia France-Presse indicando los lugares donde estaban escondidos los artefactos y exigiendo que Francia retire sus tropas de Afganistán. Coincido con quienes opinan que la "pista islamista" es poco fiable y sospechan que los culpables más bien serían grupos de extrema izquierda francesa (con muchas simpatías hacia los terroristas islámicos, dicho sea de paso). De hecho, en el pasado ya se han producido atentados contra las instalaciones eléctricas de los ferrocarriles del TGV y la policía sólo detuvo a un puñado de gauchistas que no parecen ser los responsables. Me hizo gracia cuando la prensa, durante la mañana del miércoles, señalaba que había faltas de ortografía en la carta enviada a France-Presse; eso no constituye la menor pista, ya que casi todo el mundo comete faltas de ortografía en este país y, especialmente, los bachilleres. Por ejemplo, cuando los "royalistas" criticaron la "hoja de ruta" de Martine Aubry y sus compinches, incidieron en que además ese proyecto tenía faltas de ortografía.

El presidente Sarkozy y el primer ministro Fillon declararon firmemente pero con apariencia serena que "con los terroristas no se discute, se les combate". Lo siento, pero no me lo creo. Si las manifestaciones de unos centenares de alumnos de secundaria han sido capaces de tumbar una buena reforma de la educación, en caso de que los verdaderos islamistas cometieran atentados sangrientos en Francia, nuestro Gobierno, como los demás, intentaría "negociar" y hasta es posible que retirara sus tropas de Afganistán.

Confieso, con todo, que la rapidez con la que el Ejecutivo ha abandonado su reforma de la enseñanza me ha defraudado. Como siempre, niegan haberla dejado de lado, sólo la han "pospuesto", dicen, para permitir negociaciones y acuerdos más amplios. Pero sólo tratan de disimular su derrota sin ni siquiera haber combatido. Sin embargo, y en principio, todo el mundo está de acuerdo con que la educación va mal y que las reformas son necesarias; eso sí, resulta casi imposible reformar nada en Francia y, en especial, la Educación Nacional, donde la mafia sindical socialcomunista es mayoritaria. Gérard Aschieri, secretario general de la Federación Sindical Universitaria (FSU) se pasea por las televisiones llamando a lalucha de clasesen la enseñanza y reclamando más dinero y más funcionarios, cuando el Gobierno lo que pretende es reducir su exorbitante número en todas las partes (incluida la enseñanza). Desde hace más de 20 año, al menor amago de pulso entre los sindicatos y el ministerio, la "solución" que se elige por los Gobiernos de turno es cesar al ministro y darles una alegría a los sindicatos. Y es lo que piensa hacer el Gobierno actual, uno más.

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