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Carlos Semprún Maura

Un retablo sin maravillas

Si este guión se confirma, ganará Aubry, lo que sería una catástrofe para el Partido Socialista, pero no para Francia y aún menos para Sarkozy. Ni que decir tiene que si gana Segolène, también será una catástrofe, pero de signo diferente.

Todos los hogares franceses viven momentos de angustia; en algunos se reza, en otros se toman píldoras tranquilizantes, los hay en los que incluso se limpian las pistolas. Toda Francia está pendiente, fervorosa e inquieta por saber quién será la primera secretaria del Partido Socialista: Segolène Royal o Martine Aubry. Lo nuevo, desde mi última carta, es que Bertrand Delanöe, quien había renunciado y retirado su candidatura y abandonó el congreso, dolido y amargado –pero sin decir ni mú–, ha lanzado desde su Alcaldía de París un llamamiento a favor de Martine Aubry. Inmediatamente, Segolène Royal denunció la creación de un frente en su contra, lo que, según su interpretación, significa que sus adversarios "han perdido el sentido del honor". Está visto que la encanta ese papel de précieuse ridicule.

Teóricamente la situación es la siguiente. El jueves los militantes sociatas votarán a favor de uno de estos tres candidatos: Royal, Aubry o Benoît Hamno. Es probable que Royal y Aubry empaten, en cuyo caso habrá una segunda vuelta, el viernes, y Benoît Hamon será el arbitro, que es lo que él quería (pasa del anonimato a la primera plana). Si se retira a favor de Martine Aubry, ésta ganará y lo mismo sucederá si lo hace con respecto a Segolène Royal. Es cierto que en varias ocasiones ha declarado que "con Segolène, nada" y que, en cambio, compartía muchas opiniones con Martine Aubry. Si este guión se confirma, ganará Aubry, lo que sería una catástrofe para el Partido Socialista, pero no para Francia y aún menos para Sarkozy. Ni que decir tiene que si gana Segolène, también será una catástrofe, pero de signo diferente.

Pero esto es pura teoría, en la práctica nadie puede asegurar que los electores de Delanoe obedezcan sus consignas y voten a Aubry, como nadie puede asegurar que los de Hamon hagan lo mismo, es sólo el escenario más probable. Pese a que existe una tradición becerril en el Partido Socialista, el hecho de que sus militantes voten de forma imprevista, tampoco se puede descartar (como tampoco que gane Segolène Royal, por ser más guapa que Martine Aubry).

Está visto, hablando de otra cosa, que el asunto Clearstream, se ha convertido en un culebrón de nunca acabar. La justicia gala ha imputado a Dominique de Villepin por "complicidad en denuncias calumniosas" contra Nicolas Sarkozy en este asunto de falsos listines de ordenador, con cuentas corrientes ilegales en las que erróneamente aparecía el nombre de Sarkozy. El proceso tendrá lugar sólo a finales de 2009 o en 2010, pero mientras tanto, Villepin –que soñaba con una vuelta a la política– tendrá más dificultades. El tiro les ha salido por la culata: quisieron Villepin y Chirac tumbar a Sarkozy con trampas y el "enano" –como tan amablemente le trataba (en privado) Villepin a Sarkozy– ha triunfado y se venga. No con trampas, con las armas de la ley.

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