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Carmelo Jordá

Ahora sí que 'no' tiene que ser 'no'

Si Sánchez no puede convencer a los demás, que coja la maleta y el colchón y se vaya de la Moncloa; eso sí que sería un buen inicio de la maldita 'desescalada'.

 Si Sánchez no puede convencer a los demás, que coja la maleta y el colchón y se vaya de la Moncloa; eso sí que sería un buen inicio de la maldita 'desescalada'.
Pablo Casado, de luto, y Pedro Sánchez, con corbata roja | EFE

El PP debe negarse a apoyar un nuevo estado de alarma de este Gobierno, un trágala decorado con amenazas y chantajes que ni en una novela de Mario Puzo: sólo ha faltado que Pablo Casado se encontrase una cabeza de caballo en la cama.

Hay muchas razones para que los populares voten no, pero la primera de ellas es, precisamente, esa: las formas chulescas y mafiosas de un Gobierno que es incapaz de dialogar con la mitad decente del Congreso, pero que no tiene problemas en ponerse de rodillas delante de cualquier partido cuyo fin último sea la ruptura de España o la quiebra del orden constitucional.

Además, este Gobierno lleva cincuenta días disfrutando de un poder absoluto y deslizándose, se diría que con un placer casi sexual, por una pendiente bolivariana a la que se tiene que poner freno lo antes posible, al menos si queremos que el proceso sea reversible y no convertirnos en la última versión del "cómo pudo ocurrirnos esto a nosotros" de los que perdieron la libertad a manos del comunismo.

Por otro lado, que este Gobierno se presente como alternativa al caos sería humorístico si no fuese trágico. ¿En serio, Pedro? ¿Vosotros o el caos? ¿Después de decenas de miles de muertos, el desastre de la Sanidad, los 600.000 parados en dos meses, los test fake, las mascarillas de broma, las compras de material sanitario a empresas de cosméticos, los ERTE que no se cobran, los créditos que no llegan? ¿En serio Pedro? ¿Vosotros o qué?

Lo cierto es que no se necesita ninguna razón más que el propio Pedro Sánchez para oponerse frontalmente a este Gobierno calamitoso, pero el PP no debería limitarse a votar ‘no’ al estado de alarma, sino que tendría que presentar su propio plan, serio y completo, y colocar al PSOE ante su propio dilema: si tan terrible es que decaiga el estado de alarma, votad esto, y si no seréis responsables de las próximas tragedias como sois ya más que responsables de las que estamos viviendo.

Por último, en todas las democracias –y quiero pensar que España aún lo es– la responsabilidad para sacar adelante las políticas del Gobierno no es de la oposición sino del propio Gobierno. Así, aquellos que no son capaces de hacerlo o dimiten o presentan una cuestión de confianza. Si Sánchez no puede convencer a los demás, que coja la maleta y el colchón y se vaya de la Moncloa; eso sí que sería un buen inicio de la maldita desescalada.

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