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Carmelo Jordá

¿Quién pondrá precio a los eBooks?

Serán, seremos, los consumidores los que decidamos qué queremos gastarnos en los eBooks que nos interesen, y si dejamos funcionar al mercado seguro que antes o después encontramos a alguien que sea capaz de ofrecérnoslos a ese precio o todavía más baratos

Mientras en España no tenemos un best-seller en versión electrónica que echarnos al reader (perdonen la imagen tan hortera) lo que se discute en esos mundos de Dios es a qué precio se venden los grandes éxitos en su versión digital.

Eso sí, tampoco debemos engañarnos por la tranquilidad actual del panorama español, más propia de un camposanto que de un mercado en ebullición: si ahora no hay roces y conflictos de intereses los habrá más adelante, en cuanto salgamos del cementerio y nos pongamos a comprar y vender libros que es para lo que se supone que están (estamos).

Al otro lado del charco la batalla ha sido, cómo no, con Amazon y su política de precio fijo a 9,99 dólares que a grandes editoriales como Macmillan no les gustaba, a pesar de que a ellos la gran tienda en internet les pagaba un precio bastante por encima de esos 10 dólares.

Por supuesto, Amazon no vende libros a pérdida por un generoso espíritu altruista y para poner la cultura al alcance de todo el mundo: con ello intenta potenciar las ventas de sus Kindle y generar una enorme bolsa de clientes "cautivos" de sus dispositivos y formatos.

Mientras, las editoriales en lugar de felicitarse por el crecimiento más que notable de la cantidad de ejemplares vendidos, parecen preocupadas porque los libros electrónicos a menor precio incidan negativamente en las ventas, más rentables, de sus ediciones en "tapa dura". Aducen, de hecho, que esa diferencia de precio podría ser "como una inundación de casas baratas en el mercado inmobiliario", una comparación cuanto menos bastante desafortunada.

Lo más curioso es que similares miedos y parecidas comparaciones surgieron cuando apareció en el mercado algo que hoy nos parece que ha estado toda la vida pero que, en realidad, es relativamente reciente: las ediciones de bolsillo. Entonces parecía que el cielo iba a derrumbarse sobre las tapas duras, pero lo que ocurrió en realidad es que el mercado editorial se expandió entre un nuevo segmento de lectores mientras que las ventas de los libros de siempre se mantuvieron sin excesivos cambios e incluso crecieron.

Por otra parte, las editoriales también aducen que la edición electrónica no es mucho más barata que la de siempre en papel, y nos relatan una serie de costes fijos que hacen que lo "lógico" sea que el libro electrónico nos cueste lo mismo que la cuidada edición del más reclamado best-seller.

Amén de que esto es bastante difícil de creer, a uno le da la sensación de que, más que unos costes realmente fijos por cada libro, de lo que se trata es de mantener el elevadísimo coste de todo un entramado industrial creado para otro mercado y otros procesos. Y, por supuesto, hacerlo a costa de inflar artificialmente el precio final de sus productos.

Olvidan, me temo, que hoy por hoy resulta bastante difícil, si no directamente imposible, una operación semejante: con internet, hablando de un producto que se tiene que distribuir en formato electrónico y en un mercado cada vez más globalizado, los consumidores tienen mucha más capacidad para decidir qué quieren comprar y dónde e incluso si de verdad quieren o no comprarlo. Con internet, vaya, es muy difícil hacer pagar 20 por algo que para tu cliente sólo vale 10.

En definitiva, el precio de los eBooks no lo decidirá Apple, ni Macmillan, ni ningún gran entramado empresarial que trate de hacer negocios en el S XXI tal y como los hizo en el XX.

Sí, lo han adivinado: serán, seremos, los consumidores los que decidamos qué queremos gastarnos en los eBooks que nos interesen, y si dejamos funcionar al mercado seguro que antes o después encontramos a alguien que sea capaz de ofrecérnoslos a ese precio o todavía más baratos.

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