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Cayetano González

En defensa de la vida

El aborto, se mire por donde se mire, es un crimen, desde el momento en que se acaba con la vida de un ser absolutamente indefenso, que la ciencia ha demostrado que tiene vida desde la concepción.

La "rabiosa" actualidad que dirían los cursis obligaría a que este artículo versara sobre el último –¿y van?– espectáculo que ha dado el PP con la dimisión/cese temporal de Ricardo Costa en Valencia y que ha vuelto a poner en evidencia la incapacidad patológica de Rajoy para liderar la opción política que representa al centro-derecha en España. Aunque también Francisco Camps ha quedado retratado con su bochornoso comportamiento, lleno de deslealtades y mentiras, con su número dos. Pero voy a hacer caso a un lector de Libertad Digital que dejaba un comentario en mi último artículo en el que me pedía que no perdiera el tiempo insistiendo en esa incapacidad manifiesta de Rajoy para liderar el PP y que hablara de otras cuestiones que pueden interesar más a la gente. Vamos a ello.

El próximo sábado un total de cuarenta asociaciones de eso que también de una forma un tanto pedante se llama sociedad civil han convocado en Madrid una manifestación "por la vida, la mujer y la maternidad", bajo el lema "Cada vida importa". Partirá de la Puerta del Sol y acabará en la Puerta de Alcalá. No se asusten los que vengan de fuera de la capital, si en el recorrido encuentran muchas zanjas. Son cosas de Gallardón, el mismo al que le molesta que se abuchee al presidente del Gobierno el día de la Fiesta Nacional, pero que no tiene piedad de los habitantes de su ciudad a los que tiene torturados con tanta obra y tanta zanja desde hace más de un año.

La manifestación del sábado está provocada por el proyecto de ley aprobado por el Gobierno de Zapatero, que en estos momentos se encuentra en el Congreso de los Diputados y que en la práctica instaura el aborto libre en España, con el agravante de que las menores de 16 años no tienen que contar con el permiso paterno para someterse a la práctica abortiva.

Desde que llegó al poder hace cinco años y medio, Zapatero ha sido implacable a la hora de ir dando los pasos necesarios para conseguir un cambio radical en la sociedad española en el terreno de los valores morales. Su laicismo militante y radical se empezó a poner de manifiesto en la pasada legislatura cuando aprobó la ley que equiparaba la unión de personas homosexuales al matrimonio entre un hombre y una mujer. Siguió con el adoctrinamiento ideológico y sectario que supone la asignatura de Educación para la Ciudadanía y en esta legislatura tocaba instaurar el aborto libre y la modificación de la ley de libertad religiosa para reducir las manifestaciones públicas religiosas al rincón de una sacristía. Y queda pendiente para más adelante la aprobación de la eutanasia, que no tengan ninguna duda que será uno de los pasos siguientes.

La aprobación de una nueva ley del aborto ni era una necesidad ni existía una demanda social al respecto. Muy al contrario, bien sabe Zapatero que ésta es una de las cuestiones que divide a la sociedad española, que provoca enfrentamientos. Pero eso es lo que ha estado haciendo este presidente desde que llegó a la Moncloa: dividir a los españoles y gobernar sólo para una parte.

El aborto, se mire por donde se mire, es un crimen, desde el momento en que se acaba con la vida de un ser absolutamente indefenso, que la ciencia ha demostrado que tiene vida desde la concepción. En España, según un informe recientemente publicado del Instituto de Política Familiar, se llevaron a cabo 122.000 abortos el pasado año, convirtiéndose en el cuarto país de la Unión Europea en número de abortos practicados. El aborto, se mire por donde se mire, es un auténtico fracaso, que tiene dos víctimas: el niño no nacido y la madre que se ve abocada al aborto si no cuenta con otras alternativas posibles.

Lo que no es el aborto, se mire por donde se mire, es un derecho de la mujer como pretende instaurar la nueva ley y repiten como papagayos los grupos pro-abortistas y esa progresía rancia y apolillada. El lema "nosotras parimos, nosotras decidimos" es un claro exponente de lo anterior. Es una aberración pretender que la legislación consagre como un derecho algo que atenta directamente contra la vida de un ser humano. Pero la historia está plagada de aberraciones que han degradado enormemente a las personas y a las sociedades donde se han llevado a cabo.

Aunque a este presidente, salvo cuando le abuchean el día de la Fiesta Nacional, le importa una higa lo que diga la gente en la calle, hay muchos motivos para acudir a la manifestación del próximo sábado en Madrid. El principal, defender el derecho a vivir de tantos seres inocentes. Una sociedad que no reaccione contra el crimen que supone el aborto es que está muy enferma. Desgraciadamente, en ese estado nos encontramos. El sábado se verá si hay síntomas de recuperación.

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