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César Vidal

La mano tendida

El lunes por la noche, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, una apariencia fisica imponente de no menos de ciento diez kilogramos, pronunciaba unas palabras ante una audiencia que conmemoraba el Yom Ha Shoah, el día del Holocausto. Se refirió al deseo de paz de Israel combinándolo con la memoria histórica y la importancia de sobrevivir frente a los retos que plantea el presente basándose en principios morales, los de la Biblia, cuya existencia tiene ya varios milenios.

No era mala mención después de un día especialmente atareado. Unas horas antes, Sharon había ampliado la coalición que gobierna Israel con la incorporación de un ministro perteneciente a uno de los partidos de la derecha. Se trata de un general de prestigio, de modo que no resulta extraño que los diputados árabes en la Knesset (el Parlamento de Israel) lo recibieran con gritos y abandonaran la sala con maldiciones contra Sharon.

Sin embargo, las palabras del primer ministro no pudieron ser mas claras. Israel desea la paz y esta dispuesto a entablar conversaciones donde y cuando sea con dirigentes árabes moderados que repudien como forma de acción el terrorismo. No es poco como oferta, aunque quizá sí es mucho como esperanza. En cualquier caso, son los árabes los que ahora deben mover ficha frente a esa mano tendida.