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Clemente Polo

Huele a podrido en la Casa Gran

Ya sabe lo que toca, sr. Mas: enfúndese en la senyera, tóquese con la barretina y empiece a denunciar la nueva conspiración españolista contra Cataluña. Alguno de sus mayores ya utilizó esta vieja treta con notable éxito en el pasado.

Hace unos meses escribí dos artículos en los que analizaba el saqueo a que habían sometido los Sres. Millet y Montull el Consorcio del Palau, la Fundació Orfeó Catalá-Palau de la Música y la Asociació Orfeó Catalá durante al menos una década con un quebranto ya contabilizado para las arcas públicas de al menos una treintena de millones de euros. En el primero de esos artículos (Dos bobos... muy listos) subrayaba el hecho de que para embolsarse tanto dinero los dos bobos balbuceantes (Millet y Montull) habían tenido que contar con la complicidad de los gobiernos español, catalán y el Ayuntamiento de Barcelona, miembros del Consorcio. El primero había preferido ignorar las advertencias de la Agencia Tributaria en 2002 y el segundo el informe de los servicios de la Intervención General de la Consejería de Economía y Finanzas que alertaba al Gobierno presidido por el Sr. Pujol i Soley del "desvío de fondos del Consorcio en 2001 y 2002 y de alteración arbitraria de presupuestos".

En el segundo artículo (Dos bobos y sus cómplices nacionalistas), apuntaba directamente a CDC, el partido de Artur Mas –ese hombre estupendo que según todas las encuestas va a ser el futuro President de la Generalitat de Cataluña–, como co-responsable del saqueo. La inverosímil excusa esgrimida por el Sr. Pujol i Soley que achacaba el desastre del Palau a un "gran despiste", se desvanece una vez constatada la existencia de subvenciones irregulares del Palau a la Fundación Trías Fargas (630.554,82 euros) de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) y al Partido Independentista (150.000 euros en el año 2000), cuyo líder, Angel Colom, es hoy miembro de la Ejecutiva de CDC. En relación con este asunto, destacaba las inicuas declaraciones del Sr. Pujol, presidente de la Generalitat entre 1980 y 2003, quien sin ningún pudor afirmaba que "no convenía a Cataluña" hurgar en este asunto, porque si se hablaba, él también hablaría y nos diría cuanto habían cobrado éstos y aquéllos. Lo patético del caso es que todavía hoy el fiscal no haya llamado a declarar a quien guarda celosamente en su hemeroteca privada –supongo que en una caja fuerte en Suiza– tanta información sobre las corruptelas de la clase política catalana.

A medida que se van publicando noticias sobre la investigación en curso, se va confirmando mi tesis principal de que para saquear con impunidad las arcas del Palau durante al menos una década, con prácticas tan burdas como las empleadas por Millet y Montull, se requería la colaboración de "sus cómplices nacionalistas", la plana mayor de CDC instalada en el Gobierno catalán desde 1980. Ahora ya se ha confirmado que el desvío de fondos del Palau a CDC excede en mucho la modesta cifra que registran los convenios oficiosos de colaboración con la Fundació Trías Fargas y se instrumentó haciéndose cargo el Palau de las facturas correspondientes a gastos electorales de CiU, la coalición de CDC y Unió Democrática de Cataluña (UDC), el partido del Sr. Duran i Lleida.

Dos empresas, Graphic Letter y New Letter, que realizaron las campañas electorales de CiU, facturaron al Palau 982.583 euros entre 2007 y 2009, si bien los trabajadores de estas empresas han declarado que "nunca trabajamos para el Palau". Como era de esperar, el Sr. Rodríguez Silvestre, administrador de New Letter y Graphic Letter, no ha podido encontrar los presupuestos correspondientes a las facturas que el Palau no reconoce, porque según declaró al juez el sistema informático los elimina cuando se aceptan. Para mayor escarnio, las dos empresas se demoraron en el pago de las nóminas a sus empleados y despidieron en julio de 2009 a varios de ellos por "una caída en la facturación". Según se desprende de la investigación, los encargos se realizaron a través del "comercial Salvador Oller" que el próximo 18 de junio está llamado a declarar ante el juez Solaz, instructor del caso. La otra empresa implicada Hispart S.A., una filial de Stereo Rent, dedicada a la producción audiovisual, habría facturado 956.000 euros al Palau entre 2004 y 2008, aunque también en este caso sus trabajadores niegan haber trabajado para la distinguida institución musical. En 2004, los auditores han encontrado una factura de Hispart de 336.000 euros que posteriormente fue anulada y fraccionada en varias facturas por un similar importe total.

La libreta de Gemma Montull, donde la directora financiera y conserje en funciones del Palau anotaba los movimientos de la Caja B, aclara cómo se pudo financiar ilegalmente CiU. En una entrada, la Sra. Montull indica el destino de parte de los 244.010,64 euros cobrados de Ferrovial: pagado factura New Letter 104.575,16 (90.151) y pagado Fundació Ramón Trías 90.151. Obsérvese que la cifra en paréntesis coincide con el pago a la Fundació convergente. En otra ocasión, se destinan 60.303,63 euros a pagar a Hispart con cheque al portador. Y en una de sus últimas anotaciones correspondiente a 2008, la Sra. Montull destina la mitad de los 40 MM [millones] de pesetas recibidos por el Palau de Ferrovial a realizar un pago en efectivo a Hispart SA que "vendrá el 30 de septiembre y lo tiene que pagar la Fundación con el dinero de Ferrovial".

En otras palabras, todo parece apuntar a que los ingresos que recibía el Palau por patrocinio de Ferrovial (y quizás de otras empresas) se empleaban en pagar a los proveedores –Graphic Letter, New Letter e Hispart S.A. entre ellos– de las campañas electorales de CiU. A nadie puede extrañarle que los gestores de tan suculento tráfico de parné, Millet-Montull S.L., se quedaran con un buen pellizco y que sus beneficiarios, el partido de Jordi Pujol y Artur Mas, padecieran un "gran despiste" durante toda una década a pesar de las alertas de la Agencia Tributaria y la Intervención General de la Consejería de Economía de la Generalitat. Tampoco que consorcios en los que participaba Ferrovial recibieran, en justa compensación, importantes adjudicaciones como la línea L-9 en 2001 o la Ciutat de la Justícia en 2003.

Al fin, los partidos que integran el gobierno de la Generalitat (PSC, ERC e ICV-EUiA) se han decidido a apoyar la creación de una Comisión de Investigación en el Parlament de Cataluña (solicitada, por cierto, en octubre de 2009 por Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía) para investigar la presunta financiación irregular de CDC y CiU a través del Palau. Son muchos los políticos catalanes que presumiblemente desfilarán tras los saqueadores confesos, entre ellos algunos de los más importantes dirigentes de CiU. Esperemos que entre ellos se encuentre el Sr. Pujol i Soley para que pueda presentar las copias que dice guardar en su hemeroteca de los convenios firmados con el Palau y esclarecer de una vez por todas cuánto han cobrado éstos y aquéllos. Tomando prestadas las amables palabras que el Sr. Duran y Lleida dirigió al Sr. Zapatero el pasado fin de semana en la fiesta de CiU celebrada en Vic el pasado fin de semana –por cierto, ¿quién pagó la fiesta?–, animo a todos los "cadáveres políticos" a que sean capaces "de dar sus órganos a la sociedad" catalana.

Artur Mas que ha negado desde que se inició la investigación que CDC se hubiera financiado ilegalmente, se ha descolgado ahora diciendo que "es bastante insólito que un gobierno investigue a la oposición". Lo insólito Sr. Mas sería que el Parlamento de Cataluña (no el Gobierno, como Vd. dice) no investigara qué ha ocurrido en la mayor desviación de fondos públicos y privados (conocida) perpetrada durante al menos una década en Cataluña, máxime cuando hay indicios inequívocos de que algunos partidos políticos, en particular su partido CDC y su coalición CiU, han pagado con ese dinero sus envíos masivos de publicidad y brillantes montajes audiovisuales. Ya sabe lo que toca: enfúndese en la senyera, tóquese con la barretina y empiece a denunciar la nueva conspiración españolista contra Cataluña. Alguno de sus mayores ya utilizó esta vieja treta con notable éxito en el pasado. Usted no va a tenerlo tan fácil porque ahora es el propio Parlament catalán el que quiere pedirle cuentas. Huele a pescado podrido en la cocina de Convergencia.

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