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Cristina Losada

Cambio, tippex y apagón

¡A quién se le ocurre discutir los derechos del socialismo a gobernar! ¡A quién examinar con lupa el proceso de recuento en ese trance!

Ya es costumbre de este nuevo régimen socialista decir hoy lo contrario de lo que dijo ayer. No digamos si ayer fue hace una semana. Ese plazo concede margen sobrado para emprender los giros que las circunstancias aconsejen. En esa capacidad debe radicar el “cambio” del que hablan los socialistas. Tanto adoran el cambio, siempre indefinido pero siempre que sea a su favor, que no paran de cambiar de posición. Así ha ocurrido respecto a la valoración del voto de los emigrantes gallegos.
 
Teníamos hace siete días a Touriño diciendo que el voto era “irreversible”, aunque proclamaba su voluntad de esperar al recuento completo “por respeto a los ciudadanos y al proceso electoral”. Menos mal. Que por poco nos pide agradecimiento por su paciencia con el fastidioso trance de contar papeletas. Teníamos también a Blanco, para quien el paso de un escaño al PP resultaba “misión imposible”. “Ganamos anoche y ganaremos en el recuento del voto”, decía el Rappel lucense, que comparaba el caso con el del ascenso del Celta a Primera, una interesante referencia, pues había de por medio una irregularidad.
 
Pero tras ese triunfalismo, el socialismo se puso a dar la vuelta a la tortilla por lo que pudiera ocurrir. Así que cuestionó la legitimidad del voto emigrante, que el embajador en Misión Especial se había encargado de alentar del sutil modo que se muestra aquí. Y cambió aquella seguridad insolente por una inseguridad latente y un ánimo de algarada. Unos demócratas de toda la vida se manifestaban el domingo en Compostela bajo el lema “Ganamos nos” caigan como caigan los votos por contar. Y los socialistas acusaban al PP de tener demasiadas esperanzas en ellos y de “embarrar” el proceso. ¡A quién se le ocurre discutir los derechos del socialismo a gobernar! ¡A quién examinar con lupa el proceso de recuento en ese trance!
 
Y ahora estamos en el recuento y el cuento. Un cuento en el que hay apagones de luz y hasta tippex, una especialidad que no es exclusiva de Caldera. Pues la Junta Electoral coruñesa anuló votos de Venezuela porque traían la fecha tachada con tippex. Pero al tiempo que informaba de eso, su presidente decía que sobre las irregularidades en el país de Chávez “hay mucha leyenda”. Era el mismo, Ángel Judel, que ofrecía la posibilidad de escrutar la noche del lunes dos urnas para “tener una idea de lo que hay”. “Sería como hacer un sondeo real”, decía a La Voz de Galicia, “pero no sería el recuento definitivo”. Otra vez: menos mal.
 
Al presidente de la de Pontevedra no le constaban tampoco problemas con las sacas de Venezuela. La detención por cinco días del servicio postal que controla un dictador entraba, pues, dentro de su concepto de normalidad. El gobierno de Galicia ya no depende de los votos de la emigración, sino de las decisiones de las Juntas Electorales. Y si está en mano de magistrados como los citados, la historia de estos comicios será legendaria. De apaga y vámonos.

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