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Cristina Losada

El sobrino de don Manuel

Mientras don Manuel reprocha a Rajoy que no defienda con mayor firmeza la unidad de España, su sobrino, por él encumbrado, disculpa y justifica a los que viven de atizar el odio contra ella. Esperpento.

La tropa del nacionalismo gallego se manifestó en Compostela contra el decreto de Feijóo. Nada nuevo bajo el sol o la lluvia. La algarada callejera, junto a la coacción, el boicot y la amenaza al discrepante, son sus instrumentos básicos. Añádase, para completar el cuadro, la agitación previa en los centros de enseñanza y el carretaxe de profes y alumnos en autobuses. Pura repetición de fenómenos meteorológicos. Ni es novedad tampoco que el Partido Socialista de Galicia se uniera al cortejo del fanatismo lingüístico. Para encontrar sorpresas, hemos de mirar hacia las filas del PP de Galicia.

Resulta que en medio de la manifa unos encapuchados procedieron a la quema de una bandera española. Fueron, como es natural, aplaudidos in situ. El odio a España es el sentimiento que los une y hace felices. Doblemente felices en este caso, pues en quien hallaron más comprensión fue en el diputado y dirigente del PP, Pedro Puy Fraga. Así como los convocantes se desmarcaron de la quema y alguno llegó a tildar a los autores de imbéciles, el sobrino de don Manuel se apresuró a invocar la libertad. "Comparto la opinión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de que quemar banderas es una forma de ejercer la libertad de expresión", afirmó Puy, de quien esperamos una pronta iniciativa para modificar el Código Penal en el sentido que ya propusiera Esquerra. Banderas, dijo, en plural. ¿También las de las comunidades autónomas? Aclárelo el sobrinísimo.

Hay algo que sí dejó claro el portavoz económico del PP y muñidor de una nueva ley de Cajas más intervencionista, si cabe, que la anterior. Su simpatía por quienes se manifestaron contra su Gobierno. Como si fuera también su portavoz, rogó que no se descalificara a aquellas buenas gentes por el episodio de prenderle fuego a la enseña. A fin de cuentas, la bandera de Puy Fraga es el galleguismo de conveniencia, ese pabellón de la derecha vergonzante al que muchos se acogieron para enterrar un pasado franquista. Mientras don Manuel reprocha a Rajoy que no defienda con mayor firmeza la unidad de España, su sobrino, por él encumbrado, disculpa y justifica a los que viven de atizar el odio contra ella. Esperpento.

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