Menú
Cristina Losada

Garzón no hizo nada

Hay algo aún más asombroso que esa llamada a sumergirnos en una dudosa terapia de grupo. Y es dar por sentado que el aludido juez estuvo trabajando seriamente en la investigación de los crímenes del franquismo.

"España necesita un honesto ajuste de cuentas con su problemático pasado", decía el New York Times  a propósito de la más publicitaria de las causas abiertas contra Garzón.

El Times quiere que nos tumbemos en el diván, confesemos nuestros pecados colectivos y lleguemos a una catarsis de verdad y justicia, con nuestros seis lustros de democracia a la espalda y una reconciliación sellada en la Transición. Una propuesta adanista muy del gusto de quienes continúan viendo a España con ojos de los años treinta. Sin embargo, hay algo aún más asombroso que esa llamada a sumergirnos en una dudosa terapia de grupo. Y es dar por sentado que el aludido juez estuvo trabajando seriamente en la investigación de los crímenes del franquismo.

Las asociaciones de la memoria histórica padecen de similar ceguera. Han presentado una querella contra el magistrado Luciano Varela, ante la cual nada puede objetarse. Están en su derecho de seguir los pasos que, en sentido contrario, dieron Manos Limpias y Falange. Sus razones, aparte de jurídicas, son de orden moral. Encausar a Garzón, aseguran, es "un ataque frontal" que deja a las víctimas del franquismo "en total desamparo". Creen, pues, o fingen creer, que el mentado juez iba a encontrar a sus desaparecidos y a procesar y condenar a los culpables de sus muertes. Es más, creen que era el único dispuesto a hacerlo, de lo que se infiere que han estado vilmente arrinconadas y desprotegidas por los demás jueces, el Gobierno y, cómo no, la Fiscalía.

Los hechos, sin embargo, cuentan otra historia. Garzón abrió la causa y no movió un papel durante un año y medio. Se ve que no sentía una gran urgencia humanitaria. En los seis meses siguientes fabricó un tortuoso procedimiento para burlar los límites de sus competencias, aunque sólo para regresar al punto de partida. Lo esencial, en cualquier caso, es que declaró extinguidas las responsabilidades de los protagonistas del 18 de julio, como no podía ser de otro modo, pues estaban muertos. Y que a lo largo de los dos años que tuvo en sus manos la causa, no realizó averiguación alguna sobre las desapariciones denunciadas. En eso, o sea, en nada, consistió su trabajo sobre los crímenes del franquismo. Garzón en estado puro.

En Sociedad

    0
    comentarios