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Cristina Losada

Indulten en silencio, por favor

Su argumentario a favor del indulto oscila entre el género bufo y el género tonto.

Su argumentario a favor del indulto oscila entre el género bufo y el género tonto.
EFE

Si el presidente del Gobierno quiere indultar a los separatistas condenados por el golpe de 2017, que lo haga, pero en silencio. No es mucho pedir. Sólo se le pide que lo haga sin intentar justificarlo, sin fingir que la decisión tiene altura moral, sin tratar de persuadir al público de que lo hace con las mejores y más virtuosas intenciones. Hágalo cuando toque y ya está, pero no hable de ello, porque cada vez que habla, peor lo pone.

Si dice, como ha dicho, que hay que conceder los indultos porque la venganza y la revancha no están entre nuestros valores constitucionales, está diciendo que la sentencia que condenó a los dirigentes separatistas no se dictó de acuerdo a la Ley, sino motivada por un ánimo revanchista y vengativo. Y esto no sólo descalifica el proceso que condujo a la sentencia del Supremo, sino prácticamente todo el sistema judicial español, al que está atribuyendo intenciones que nada tienen que ver con la aplicación de la Ley. Fueron los separatistas los primeros que dijeron que el proceso por el 1-O era una venganza del Estado. Ahora lo dice, de otra manera pero lo dice, el presidente del Gobierno de España.

Si dice, como ha dicho, que su decisión tendrá como guía favorecer la concordia y la convivencia, está diciendo que pronunciarse en contra de esa decisión, como acaba de hacer, por ejemplo, el Supremo, equivale a posicionarse contra la convivencia y la concordia. Mire, no. Contra la convivencia y la concordia actuaron durante años, especialmente en aquel otoño de 2017, los separatistas catalanes. Ni los catalanes no separatistas ni el resto de los españoles hicieron nada en contra de la convivencia.

Si va a decir que los indultos son un paso necesario para resolver el conflicto catalán, no lo diga. Primero, porque el único conflicto es el que originan los separatistas, y los separatistas no son Cataluña. No olvide, de nuevo, que existen los catalanes contrarios al separatismo. Segundo, porque sus dirigentes, lejos de hacer como que rectifican, siguen proclamando, cada vez que abren la boca, su voluntad de mantener vivo el conflicto. Pídales que se callen, a ver si así cuela la mercancía. Entretanto, lo que se ve es que no tiene poder suficiente para conseguir que aquellos a los que va a beneficiar le faciliten el trámite amargo. Normal: al que ven débil, no le dan respiro.

No vendría mal tampoco que impusiera silencio sobre este asunto en sus acérrimos defensores. Su argumentario a favor del indulto oscila entre el género bufo y el género tonto. Han recurrido al 23-F como punto de apoyo. Después de haber insistido en que el golpe separatista de 2017 no era un golpe, y que nada tenía en común con la intentona de 1981, dicen que hay que indultar a Junqueras y compañía porque en su día se indultó a los del 23-F y el Supremo se pronunció a favor de indultar a Tejero. Ahora sí les conviene la analogía. Pero falseando los datos. Se indultó al general Armada, y previo arrepentimiento y acatamiento formal de la Constitución, cosa que no han hecho los separatistas condenados. Y el indulto a Tejero no lo aprobó el Gobierno.

Háganme caso: indúltenlos si quieren, pero ahórrense el intento de justificarlo.

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