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Cristina Losada

La chusma siempre son los otros

El partido español con representación parlamentaria que más ha incitado a cuestionar y liquidar la democracia liberal se llama Podemos.

El partido español con representación parlamentaria que más ha incitado a cuestionar y liquidar la democracia liberal se llama Podemos.
Juan Manuel del Olmo, Rafael Mayoral, Pablo Iglesias e Irene Montero. | Cordon Press

El diputado Mayoral de Podemos dice que no se puede comparar a las turbas antidemócratas que irrumpieron en el Capitolio con las turbas a favor de la democracia que rodearon nuestro Congreso. Se equivoca: sí, se puede. Es indignante, supongo, para los que celebraron aquellos sucesos españoles que la algarada trumpista consiguiera lo que no consiguieron los demócratas de Rodea el Congreso. No por falta de ganas, que las hubo, sobre todo en el primer episodio, que se iba a llamar Ocupa el Congreso, y ocurrió en 2012. Fue cuando el “No nos representan” no sólo sonaba sino que resonaba: muchos estaban de acuerdo. Por si alguno, como Mayoral, no lo recuerda, el dispositivo policial que protegió al Congreso de aquellos demócratas fue criticado y denunciado. Más aún, se elevó a metáfora del alejamiento de los políticos de una calle que sufría. Ellos en los despachos, tan calentitos, y la gente a la intemperie, soportando lo peor de la crisis. Fue la demagogia indignada que haría suya, poco después, Podemos.

Demócratas y antidemócratas son quienes yo diga, viene a decir Mayoral, y ahí está el nudo. Los que van de este palo no cuestionan directamente la democracia: se la apropian. Los demócratas son sólo ellos. Sólo ellos son el pueblo. Es lo que pensarán los trumpistas que irrumpieron en el Capitolio. No es que no crean en la democracia y en el procedimiento electoral: creen que la mayoría es suya y que se la han birlado. En lo que no creen, igual que los aprendices de por aquí, es en los políticos o la casta, élites que ni son el pueblo ni lo representan. En lo que tampoco creen es en las instituciones que contrapesan la voluntad de la mayoría. Estos que hemos dado en llamar populistas, a falta de mejor nombre, no quieren liquidar la democracia, stricto sensu. Quieren liquidar la democracia liberal. Y si ganan, instituir la tiranía de la mayoría, que harán lo posible y lo imposible para que siempre sea la suya.

Dejando a un lado al separatismo catalán, con su falsa apelación a la democracia para dar un golpe al orden constitucional, el partido español con representación parlamentaria que más ha incitado a cuestionar y liquidar la democracia liberal se llama Podemos. En nombre del pueblo o la gente, como ya es habitual. Ahora pueden ir de corderitos y escandalizarse por lo que han hecho los trumpistas. Pero si en 2012 aún no estaban ahí, en octubre 2016 apoyaron y promovieron otro Rodea el Congreso en contra de la investidura de un presidente. Era un golpe de la mafia, dijeron. Un fraude. Sí, se puede comparar. Un partido cuyos líderes tanto gustaban de fantasear con el asalto a los cielos y la toma del poder se pone ahora estupendo con lo del Capitolio. Pero como ha venido a decir Mayoral, las turbas antidemocráticas siempre son las otras. ¡Ah, si hubieran podido!

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