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Cristina Losada

La flauta de Pepiño

Constato la evidencia. Un señor que no logró pasar de primero de Derecho ha demostrado que a la hora de dirigir la orquesta política gasta más maestría que el plantel de matriculines afincado en Génova 13.

Al tiempo que se hacía mito de Woodstock y sus lodos, a lo largo y ancho de la geografía española se celebraban los anti-Woodstock de todos los veranos. Los conciertos financiados con el dinero de los contribuyentes no sufren recortes por la crisis. Andará escaso el dinero para el parado, pero siempre hay parné para la fiesta. Astuta tradición, implantada en tiempo del felipismo, que redistribuye los impuestos para que unos cuantos disfruten a precio de ganga de los astros musicales del momento. O gratis.

Pepiño Blanco, ahora don José, tuvo el privilegio de asistir a uno de ellos. El concierto de Leonard Cohen en Vigo, que unos pocos pudieron ver en primera fila y sentados, mientras la plebe se amontonaba en el gallinero. Ahí hubo gato encerrado. Se reprochó a Camps que le regalaran entradas para un circo, pero ¿cuántas obsequió el ayuntamiento regido por socialistas y nacionalistas para que ellos y sus amiguitos del alma escucharan cómodamente al canadiense? Muchas, cuando parte de las sillas quedaron desocupadas. Aunque Blanco pagaría sus veinte eurillos de nada. Total, apoquinan los habituales.

Don José es fan de Cohen, pero además el ministro compone y lo hace mejor que sus rivales. El Gobierno Zapatero se hundió en el fango con los 420 euros que iban a ser para todos y resultó que no eran para casi nadie. No podía haber infligido mayor decepción a esos votantes que aún creen que socialistas y protección al trabajador son sinónimos. Pero entonces Blanco empezó a tocar la flauta. Habló de subir impuestos a los ricos y de contener los sueldos de los funcionarios y, como por ensalmo, se llevó a la oposición y a la opinión a su campo. El escándalo del subsidio, como antes el de las ayudas a la banca, quedó sepultado ipso facto.

Constato la evidencia. Un señor que no logró pasar de primero de Derecho ha demostrado que a la hora de dirigir la orquesta política gasta más maestría que el plantel dematriculinesafincado en Génova 13. Sucede que mientras el PP se precia de dedicarse a los problemas que preocupan a la gente, el PSOE no hace otra cosa que decirle a la gente de qué asuntos debe preocuparse. Pone el anzuelo y pican todos.

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