Menú
Cristina Losada

¿Por qué no se callan?

Al Gobierno, en consecuencia, se le acumulan los comunicados de ETA y servicios auxiliares que celebran los éxitos arrancados al Estado represor.

Uno de los grandes problemas que afrontan los convencidos de que el final de ETA sólo puede ser negociado, es ETA. Y no porque una banda terrorista se resista a una negociación que la eleva a interlocutor político y supone el reconocimiento y la legitimación de su trayectoria de crímenes. El problema para un Gobierno que ha de responder de sus actos ante la opinión pública, reside en que los terroristas no están dispuestos a aceptar las concesiones que se les hacen con un silencio agradecido y cómplice. Muy al contrario de lo que dicta el interés del Ejecutivo negociador, la banda así beneficiada, en lugar de callar mientras se le otorga, habla sin parar desde su propio interés y su propia agenda.

Mutatis mutandis, fue por una subespecie de esa pulsión parlanchina que se descubrió el chivatazo en el bar Faisán. El que avisó de la inminente redada a Joseba Elosua, le advirtió también de que no debía de hablar por teléfono ni en el coche. Sin embargo, Elosua no se pudo contener y enseguida le chivó, a su vez, toda la asombrosa historia a su cuñado en el coche. Por esa imprudencia, la conversación fue grabada y tres miembros de la cúpula policial de entonces están procesados. Cierto, que un peón de la ETA sea incapaz de mantener la boca cerrada después de que el enemigo le prestara tamaño servicio, no es más que una anécdota. En cambio, pertenece al terreno de la categoría que un grupo terrorista se jacte de cualquier cosa que pueda presentar como un trofeo político. Está en su naturaleza.

Al Gobierno, en consecuencia, se le acumulan los comunicados de ETA y servicios auxiliares que celebran los éxitos arrancados al Estado represor. En lugar destacado, la legalización de Bildu y su resultado electoral, que ha dado pie a la proclamación por parte de Otegi y otros de que "Euskal Herria ya nos ha absuelto". El día, muy próximo, en que la mayoría progresista del Tribunal Constitucional deje sin efecto la doctrina Parot aunque no llegue a derogarla, y salgan de la cárcel más etarras de los que ya disfrutan de libertad –y de la libertad de huir–, tendrán otro motivo para vanagloriarse. Lejos los tiempos en que Zapatero comentaba emocionado las cartas de Otegi y las notas de ETA, ahora guarda silencio. Su cruz política es que el conglomerado terrorista no cesa de cantar victoria a pleno pulmón.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados