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Cristina Losada

Por razones humanitarias

Si habíamos aprendido, aún a trancas y barrancas, que las mayores villanías contra los seres humanos se cometen en nombre del bien de la humanidad, gracias al equipo zapateril entendemos que también se perpetran de ese modo las medianas y pequeñas.

La ministra de Fomento ha puesto coto, al fin, a esa gente blandengue que siempre da la vara cuando ocurren infortunios para que se haga un esfuerzo por atender a los afectados. Cómo será la cosa, en el caso de Air Madrid, que hasta los pilotos del Sepla, tan denostados, se dejan llevar por su buen corazón y se ofrecen a volar gratis para sacar de su miseria a los pasajeros en tierra. No sabemos lo que se dijo la Álvarez; si murmuró "sentimentalismos a mí", o si recordó que la caridad es virtud cristiana y que todo lo que huela a cristianismo ha de arrojarse a la basura. Fuera cual fuese su reflexión, comunicó el resultado con claridad y dureza diamantinas: no ampliará el dispositivo especial para recoger a los damnificados. Pues, señores, hasta ahí podíamos llegar. Que el gobierno ni es una agencia de viajes ni está para pagar las vacaciones de nadie. Salvo las del Zetapresidente. ¿Qué esperaban acaso los miles de viajeros que lloran y rabian? ¿Que les enviaran alguno de los aviones que le fletan para sus escapadas? Por favor. No estamos en Navidad sino en el solsticio de invierno.

Pero Maleni es una digna representante del gobierno más de izquierdas que en España ha habido. Bueno, José María Marco nos informa que, según un amigo del presidente, éste no es un hombre de izquierdas sino un "demócrata radical", a lo que agrega Marco que "cualquiera sabe lo que es eso". Duda razonable que extendemos: quién sabe qué es la izquierda que Zapatero utiliza como bandera. Aunque tenemos algunas pistas, y no de aterrizaje, sino de despegue. O desapego. Pues según se ha ido mostrando a lo largo de estos años, la gauche en versión ZP consiste en proclamar que "se preocupa por los demás" y a la vez actuar desentendiéndose de ellos. O sea, tal que la misma Álvarez negándose a emplear recursos para ayudar a la gente y colando con desfachatez natural que actúa "por razones humanitarias". Le ha faltado acudir al refranero y decir que te hará llorar quien bien te quiere. El suyo es otro estilo: es por vuestro bien, idiotas. Total, que si habíamos aprendido, aún a trancas y barrancas, que las mayores villanías contra los seres humanos se cometen en nombre del bien de la humanidad, gracias al equipo zapateril entendemos que también se perpetran de ese modo las medianas y pequeñas.

Tomemos en serio por un momento esa veta humanitaria de los capitostes de Fomento y el gobierno solidario. ¿No tenía hace tiempo Air Madrid un historial de irregularidades? Pues habrá de explicar el ministerio las razones humanitarias que le llevaron a hacer la vista gorda justo hasta la campaña de Navidad. Porque las chatarras volantes circulaban antes con idéntico peligro. Bien. Aceptemos que no les quedó más remedio que esperar. Peor me lo ponen. Se lo pone el propio Zapatero, que al reconocer que "era previsible el impacto social" está diciendo que no hay ninguna excusa para que sus colegas carecieran de un plan para afrontar el entuerto. Y pasado el instante serio, digamos todos juntos con el gobierno que los miles de viajeros empantanados con billetes adquiridos con esfuerzo y vacaciones planeadas con antelación, no han sido víctimas de ninguna mala gestión, incompetencia o desinterés de su parte, sino de una ilusión autoinducida. Una que compartimos todos los usuarios del transporte aéreo en España: que la administración controla la seguridad de las compañías a las que concede licencia. Qué absurda ingenuidad la nuestra.

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