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Cristina Losada

Promesas rotas

En España, la derecha más tradicional ha sido, casi siempre, regionalista. O sea, gran partidaria de lo plural y diverso, y posmoderna antes de la Modernidad. Feijóo continúa avanzando hacia atrás.

Núñez Feijóo ha presentado, al fin, la criaturita. Es una criatura mutilada, que lleva por nombre decreto de plurilingüismo. Con ella en brazos, el presidente de la Xunta puede presumir de no haber dejado con cabeza a ninguno de los títeres que salieron en el guiñol de la promesa electoral. Si se había propuesto desmentirse a sí mismo, lo ha logrado con creces. Sólo los caballeros de antaño y los feroces radicales se aferran a la palabra dada. Y Feijóo, que no es nada de eso, ha querido demostrarlo llevándose la contraria. ¿Dijo consultas a los padres para elegir el idioma de las asignaturas? Pues ahora queda una y de milagro.

Al igual que Zapatero en lo suyo, el sucesor de Manuel Fraga pide amparo en las circunstancias. Un informe del Consello Consultivo de Galicia sostiene que preguntar a los padres por la opción lingüística que prefieren para sus hijos es una ilegalidad de tomo y lomo. La tal ilegalidad se viene perpetrando en varios países, pero el organismo que preside la hermana de Cándido Conde-Pumpido tiene una idea de la ley diferente a la que rige en esas democracias asentadas. Es más, su idea diverge incluso de la doctrina del Constitucional. Pero Feijóo se ha agarrado al pasmoso dictamen para su "donde dije digo, digo diego". Y una de dos, o su gobierno, por pura ineptitud, ha sido incapaz de preparar un decreto viable a lo largo de un año, o pretende posponer sine die el cumplimiento de sus compromisos.

El escaqueo de Feijóo no es novedad, pues ya durante la larga gestación de ese decreto, fue retrocediendo. No se ha ahorrado con ello ni protestas callejeras ni airados manifiestos acusándole de exterminar la lengua gallega. Pero había que ajustar lo prometido al lecho de Procusto identitario, que es donde descansa el poder en las autonomías. No en vano el PP de Galicia, como dijo una vez el mentado, lleva la identidad galleguista en los genes. Y es que, en España, la derecha más tradicional ha sido, casi siempre, regionalista. O sea, gran partidaria de lo plural y diverso, y posmoderna antes de la Modernidad. Feijóo continúa avanzando hacia atrás.

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