Vaya por delante que es perfectamente posible que se salve al final, que resurja en este tramo final de temporada, pero el Getafe se ha metido en un lío del que va a ser muy complicado salir. El conjunto de Míchel ha caído a zona de descenso perdiendo en Villarreal y los azulones han de ganar el sábado al Almería para soñar con la permanencia.
Porque luego el drama le lleva a salir al Bernabéu, recibir en casa a Osasuna y viajar a San Sebastián en los últimos tres partidos y el panorama es desolador. Es verdad que no juegan mal, que siempre o casi siempre merecen algo más de suerte, pero es real que el Getafe lleva 37 puntos y está muy cerca de la tragedia.
No ayudan en nada las declaraciones de Míchel esta semana, es verdad que puede que bienintencionadas porque el madrileño quiere alentar a su plantilla, pero decir que sus jugadores sacan el alma en contadas ocasiones tiene su riesgo. O lo entiendes de una manera normal, para que sus pupilos salgan motivados, o lo entiendes de la peor forma, que el jugador se sienta menospreciado por el técnico.
Y es verdad lo que cuentan de que el equipo azulón está haciendo demasiado en estas siete temporadas que lleva en la élite. Siempre ha estado por encima de sus posibilidades. Nunca, salvo hace dos años cuando llegó Michel, estuvo tan cerca del infierno. Y ahora, a fuerza de ser optimista, valdría con ganar los dos partidos en casa, pero...
El caso es que la zona de descenso está tremenda. Ganó Osasuna y ganó el Málaga y han dejado al Hércules y al Almería muy tocados. Tanto están tocados los de Olabe que bajarán a Segunda si no puntúan en Getafe la semana que viene y, si lo hacen, es más que probable que también bajen. Los alicantinos de Djukic se pueden aferrar a tres partidos de cuatro que quedan en el Rico Pérez (ante Racing, Mallorca y Sporting) por una salida, la del Calderón. Esto es un drama siempre, todos los años, no iba a ser menos éste.