La sensación que se extrae del poderío del Madrid en Sevilla y Valencia es clara. El equipo de Mourinho ha podido luchar hasta el final por el título de Liga, pero se ha desenvuelto mal en cuanto la Champions ha acechado su camino. Los cuartos, y sobre todo las semifinales ante el Barça del torneo mayor europeo, han sido demasiado para el club blanco.
Y terminas con la sensación de que, al menos, la Liga se podía haber decidido en las dos últimas jornadas si no en la última. Si no pasa nada raro se va a decidir en la que viene, este miércoles con el partido del Barça en campo del Levante, aunque podría ser el día anterior si el Madrid no gana al Getafe. Con un poco de mejor gestión en las rotaciones de Mourinho, su equipo hubiera sido un digno rival, hasta el final. Y no.
El portugués se empeñó en que Cristiano, por ejemplo, no descansara nada hasta el día del Hércules, en la vigésima octava jornada de Liga. Se empeñó en que muchos futolistas jugaran hasta la extenuación y eso no es bueno. En cuanto ha dado paso a las rotaciones, el Madrid ha sido otro. Con las excepciones de Sporting y Zaragoza. Ante el primero porque se dio un partido en que todo salió mal y, ante el segundo, porque venían tocados de la ida de la semifinal de Champions. Si no, el Madrid hubiera llegado vivo. Con esos seis puntos estaría ahora a dos. Son cuentas pero...
El Barça, mientras, será justo campeón. Nadie le niega al de Guardiola que es un equipo excelso. Será este miércoles, o el domingo que viene o el día 22, pero será campeón. Y luego la meta de la Champions, en la que los azulgrana podrían ganar su tercer título en cinco años. Toda la suerte del mundo. Ha jugado mejor que nadie y eso siempre tiene premio.