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Daniel Griswold

10 años de éxito

Este mes se cumple el décimo aniversario del controvertido Tratado de Libre Comercio de Norte América (NAFTA). Utilizando cualquier medida objetiva, ha resultado un gran éxito.
 
Cumplió con su promesa de incrementar el comercio. Desde 1993, el año anterior a que entrara en vigencia el tratado, el comercio en ambos sentidos entre Estados Unidos y México casi se ha triplicado, de 81.000 a 232.000 millones de dólares. Por otra parte, NAFTA ayudó a acelerar la dramática transformación económica y política mexicana. México era una nación con un sistema económico cerrado, dirigido centralmente, bajo la autoridad de un partido único y se ha convertido en una democracia de mercado, dinámica y abierta.
 
Sin embargo, críticos mal informados continúan manteniendo que NAFTA ha costado cientos de miles de puestos de trabajo en Estados Unidos y que de alguna forma fue responsable de nuestra reciente recesión industrial. Esos mismos críticos utilizan el ejemplo de NAFTA en contra de los acuerdos con América Central y el resto de América Latina. Pero un examen objetivo de la realidad demuestra que ninguno de los temores que se anunciaron contra NAFTA se ha hecho realidad y nada tuvo que ver con la reciente recesión.
 
El anunciado “gigantesco sonido de chupón” de puestos de trabajo y de inversiones que se desplazarían hacia México no ocurrió. En la última década, la economía de Estados Unidos ha añadido 18 millones de puestos de trabajo y el desempleo es hoy menor que en 1993.
 
Aunque las inversiones directas norteamericanas en México han aumentado, alcanzando un promedio de 1.900 millones de dólares al año, representan una muy pequeña fracción de los 200.000 millones de nuevas inversiones en capacidad industrial realizadas internamente, cada año, en Estados Unidos. De hecho, Estados Unidos invierte más anualmente en países de Europa Occidental y en Canadá que en México y demás naciones en desarrollo.
 
NAFTA ha sido una bendición para muchas industrias, como la de automóviles que ensamblan vehículos más eficientemente en México, aunque ello no ha resultado en un menor volumen de ensamblaje en este país.
 
Luego de 10 años, NAFTA sigue siendo beneficioso tanto para Estados Unidos como para México. Ha hecho a los norteamericanos más productivos y más seguros al profundizar nuestras relaciones con nuestro vecino al sur.
 
© AIPE
 
Daniel T. Griswoldes director Adjunto del Centro de Estudios de Política Comercial del Cato Institute.

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