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Daniel Rodríguez Herrera

Al final tendremos que apoyar a Telefónica

No, por mucho que se enfaden, dar de comer a Teddy no tiene nada que ver con la seguridad de España, ni "defensa nacional" significa subvención garantizada para los cantautores patrios.

La SGAE, como llevamos diciendo en Libertad Digital desde hace años, es culpable de un sinfín de tropelías contra los internautas. Pero posiblemente la peor de todas sea la demanda que ha llegado a Bruselas para consultas y que pretende conseguir que Telefónica les informe de la identidad de los usuarios que emplean redes P2P como eMule o BitTorrent para descargar ficheros protegidos por derechos de autor. Bueno, lo cierto es que en esta ocasión no ha sido la SGAE sino Promusicae, pero para el caso es lo mismo, para qué engañarnos. Al fin y al cabo, SGAE es Sociedad General de Autores y Editores, y los de Promusicae son los Editores, es decir, las discográficas. La única diferencia es que la foto para tirar dardos no sería la de Teddy Bautista sino la de Antonio Guisasola.

Así pues, los internautas rezamos para que Telefónica gane el pleito. Sí, la Telefónica contra la que montamos la antediluviana Plataforma Tarifa Plana, germen de la futura Asociación de Internautas, el operador dominante, el Mal, en suma. En realidad, una empresa que fue monopolio público y que al liberalizar no se dividió para evitar que se convirtiera en una empresa con precios controlados por la CMT y con la obligación de vender su servicio mayorista a terceros. Eso sí, ahora podemos tener el orgullo de que una empresa española tenga negocios por todo el mundo y sea una de las más grandes del sector. Es la teoría del "campeón nacional" que nos quisieron vender desde el Gobierno en el caso Endesa hasta que contrataron a la italiana Enel para hacer el trabajo sucio con E.On y se pusieran a silbar y mirar hacia otra parte cuando se les recordaba aquello.

En principio, lo lógico es que Bruselas se niegue a las pretensiones de Promusicae, en cuyo caso veremos como Guisasola abandona el juzgado indignado, como ya hiciera cuando el Gobierno rechazó incluir el artículo 17bis por la puerta de atrás. La Comisión Europea ya ha establecido que los operadores deben negarse a dar esa información salvo en procedimientos penales o en los casos en que esté en riesgo la defensa nacional. Y no, por mucho que se enfaden, dar de comer a Teddy no tiene nada que ver con la seguridad de España, ni "defensa nacional" significa subvención garantizada para los cantautores patrios. Sin embargo, siempre cabe el riesgo de que el Tribunal de Justicia de la UE opine algo distinto, lo cual abriría el camino al peor de los mundos: un canon digital entre los más caros de Europa y pleitos por doquier como en Estados Unidos.

Aunque en principio los internautas que se descargan ficheros no deberían temer la Ley, los jueces en nuestro país no son en general especialmente duchos en nuevos tecnologías. Es más, aquellos que tengan interés en reciclarse recibirán unos cursos muy completos organizados... por la SGAE. Hay razones para temerse lo peor. Sin embargo, eso no detendrá ni probablemente reducirá el volumen de descargas P2P.

El problema de Promusicae es el de las discográficas de todo el mundo. No hacen caso de las sabias palabras de George Gilder: "Cuando un ladrón te roba tu producto, tienes un problema policial. Cuando lo roban millones de consumidores honestos, lo que tienes es un problema de marketing". Lo demostró su propio presidente en un artículo en el que elogió el acuerdo entre Apple y EMI para ofrecer canciones sin DRM a un precio aún más alto que el ya carísimo que ofrece iTunes, calificándolo de "francamente módico". Guisasola, convenza a los suyos de que bajen los precios de una puñetera vez; cuánto más tarden, menos probabilidades tendrán de sobrevivir.

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