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Daniel Rodríguez Herrera

Amazon contra Apple

La industria discográfica, si quiere buscar nuevas vías para vender en Internet descargas legales de música, tiene que hacerlo sin DRM, porque de otro modo estarían condenando a todas las alternativas al dominio de Apple a la insignificancia.

La mayor tienda online del mundo, Amazon, acaba de inaugurar un nuevo departamento de descargas legales de música. A partir de ahora, sus clientes estadounidenses –aunque espero y deseo que se amplíe al resto del mundo– podrán comprar canciones al precio de 89 centavos la pieza y entre 6 y 10 dólares el álbum completo. Lo que quizá resulte más sorprendente es que el formato elegido es el MP3 corriente y moliente, sin protección de copia ninguna.

Este nuevo servicio sólo tiene dos problemas. El primero es relativamente menor, y es el hecho de que sólo podremos descargarnos una vez nuestra compra, de modo que si perdemos el fichero tendremos que adquirirlo de nuevo. Habida cuenta de que serán archivos MP3 que se pueden copiar en múltiples discos y dispositivos sin restricción ninguna, no creo que eso suponga mucho dolor de cabeza para los consumidores. El segundo, en cambio, sí es más grave: su repertorio es más bien chiquitajo comparado con el de iTunes: 2 millones de canciones frente a los 6 de la tienda de Apple. Pero aún así supone un desembarco significativo en un mercado en el que el 80% de las ventas de música en formato digital se hacen en iTunes.

Lo más asombroso es que Amazon MP3 haya podido llegar a un acuerdo con las discográficas para vender a precios tan bajos música sin protecciones contra copia. Después de que EMI y Universal dieran su visto bueno a Apple para vender, más caro, sus respectivos catálogos sin el infausto DRM ahora han llegado a un acuerdo para que Amazon pueda ofrecer su música a un precio incluso menor que el que iTunes ofrece para descargas con protecciones, 99 centavos. Warner y Sony-BMG, las otras dos grandes discográficas, aún no se han animado. Pero podrían hacerlo antes de lo que parece. Edgar Bronfman, Jr., presidente y principal accionista de Warner Music Group, ha dicho a algunos inversores que está pensando en dar el paso, meses después de asegurar que jamás lo haría.

¿Qué razón puede haber llevado a semejante cambio de estrategia? Sin duda, el darse cuenta de que imponiendo restricciones de copia a las canciones vendidas estaban incitando a los clientes a descargárselas en las redes P2P es un motivo importante. Pero quizá tiene más peso lo que ha logrado Apple: que muchos aprecien más su iPod que la música de ningún artista en concreto, prefiriendo su aparato aunque tengan que renunciar a escuchar en él algunas de las cosas que les gustan. Eso conlleva una obligación: cualquier tienda online de música que quiera robarle algo del mercado a iTunes tiene que ofrecer música que pueda sonar en el iPod. Pero éste sólo acepta MP3 y música con Fairplay, el sistema de protección anticopia de Apple, que Steve Jobs mantiene en secreto y no licencia a nadie más.

De modo que la industria, si quiere buscar nuevas vías para vender en Internet descargas legales de música, tiene que hacerlo sin DRM, porque de otro modo estarían condenando a todas las alternativas al dominio de Apple a la insignificancia. Y dado que las discográficas están acostumbradas a tener el control y aborrecen estar perdiéndolo gracias a Internet, irán muy lejos con tal de no quedar atados con pies y manos a la compañía de la manzana. En definitiva, quieren que iTunes tenga competencia, porque eso les conviene también a ellos.

Curiosamente, son las autoridades encargadas de velar por la competencia y que han comenzado a vigilar y amenazar a iTunes las únicas que podrían destruir este proceso, obligando a Apple a licenciar su tecnología de protección anticopia. Pero es posible que ni en Bruselas puedan arruinar este proceso, que está minando poco a poco al otrora invencible DRM. ¡Larga y próspera vida al iPod y a Amazon MP3!

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