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Al parecer, unos cuantos expertos en seguridad informática han indicado que las recompensas ofrecidas por las cabezas ­de los responsables de las dos variantes del virus MyDoom son un horror y aumentarán la criminalidad informática. La razón es que estimulan a los creadores de virus en lugar de disuadirlos. Uno de esos expertos ha recalcado que debe ser la policía quien actúe y no una persona motivada por un beneficio económico, lo que sería una forma de "autojusticia" inaceptable.
 
Bueno, debemos suponer que los policías son unos filántropos que no trabajan por interés propio, no cobran nada por sus servicios y, si lo hacen, ingresan inmediatamente lo cobrado en las cuentas de Amnistía Internacional.  También debemos asumir la maldad intrínseca o la ineficacia del incentivo económico. Por último, hay que convencerse de que es muy malo defenderse si se dispone de medios legítimos para hacerlo. Tenemos la obligación moral de ser matados, robados, violados y golpeados sin hacer nada más que llamar a la policía. En otro caso, nuestra actuación sería inaceptable.
 
Esta oferta de Microsoft y SCO no es un wanted dead or alive del viejo Oeste. No buscan tomarse la justicia por su mano. Lo que tienen es un gran interés en encontrar a unos delincuentes y procuran que haya más personas buscándolos de las que habría normalmente. Pero, en caso de ser hallados, los sospechosos serán detenidos por la policía y juzgados por un juez. Es un apoyo, no una sustitución.
 
Yo no estoy seguro de que el sistema vaya a funcionar. Como tampoco creo que lo estén los responsables de las compañías afectadas. Su objetivo, desde luego, es cambiar la estructura de incentivos de los creadores de virus. Les están enviando el mensaje de que, si sus bichitos están preparados para hacerle una faena a una compañía concreta, esa compañía soltará sus perros para atraparlo. Puede que no lo consigan, pero aumenta el riesgo de forma perceptible. Soy de la opinión de que estas personas, aun siendo unos granujas, son gente racional, por lo que es probable que más de uno se lo piense. Es algo parecido a lo que sucede en muchos barrios useños donde la mayoría de los vecinos dispone de armas: hay menos robos de casas y, en los que hay, los ladrones se aseguran con cuidado de que no haya nadie dentro antes de entrar. Porque son malos, pero no idiotas.
 
Habrá que ver el efecto que tienen estas recompensas en este caso y en los que se pueda dar en el futuro. Es muy posible que esté equivocado y no sirvan de nada. Pero me parece que estos expertos están protestando demasiado pronto, y más por un prejuicio ideológico que por razones contundentes.
 
Daniel Rodríguez Herreraes editor deProgramación en castellano

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