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Hace ya unos meses, la SGAE norteamericana empezó a demandar a usuarios de redes de pares, debido a la decisión de un juez de declararlas legales. Las herramientas de P2P (Kazaa, Morpheus, Gnutella, eMule, etcétera) se empezaron a considerar como un instrumento. Los culpables, los usuarios que intercambian ficheros protegidos por copyright. De modo que es contra ellos contra quienes se lucha ahora. Javier Ribas, miembro de la junta directiva de la Asociación de Usuarios de Internet, ha decidido demandar a 4.000 de ellos apoyado por, hasta ahora, 38 empresas de software radicadas en nuestro país.

El objetivo, como no pudo sino reconocer el propio Ribas en entrevista radiofónica, es acabar con la sensación de impunidad en el "copieteo". Al anunciar su denuncia, que se supone presentarán ante los jueces en septiembre, afirman haber obtenido datos de Kazaa, y se han asegurado mucho de indicar que son públicos y que cualquiera puede conseguirlos empleando versiones antiguas de este programa. No es de extrañar. Otros métodos más intrusivos podrían haber llevado a internautas ofendidos a denunciar el bufete de abogados por espiar las telecomunicaciones.

Mientras las denuncias de Ribas y de la RIAA avanzan, herramientas como Blubster o Filetopia, que encriptan las comunicaciones, se popularizarán aún más. Y nuevas versiones de antiguos programas empezarán a traer opciones que permitan impedir que usuarios que no encripten sus datos se conecten con nosotros. Es posible que, nada más comenzar, este nuevo objetivo marcado por los pirateados se haga inalcanzable. A no ser que sólo pretendan meter miedo, claro.


Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.

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