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La señora Birulés, en uno de esos importantísimos actos a los que van los políticos, no se le ocurrió otra cosa que indicar que se necesitaba la LSSI para que la red no fuera "marginal". Y claro, a uno le queda la duda de saber a qué se refería exactamente con la palabreja. Hagamos una cosa; acudamos al diccionario para ver qué acepción es la más adecuada. "Relativo a un escrito". No, no creo que sea eso. Ni siquiera Birulés es tan megalómana como para pensar que, después de la ley, Internet se convertirá en algo relativo a la LSSI y no viceversa.

Es de suponer que se refiera a que anteriormente la red estaba al margen de la ley. Bueno, hasta cierto punto. A no ser que las televisiones nos engañaran cuando nos hablaban de las redes de pederastas internáuticos desmanteladas. Como mucho, estarían fuera de la ley algunos comportamientos que, como el spam, parecen pertenecer en exclusiva a este medio. Pero, que yo sepa, mi empresa puntocom siempre ha pagado sus impuestos. Si llego a saber que estábamos al margen, no los pago.

Claro que podría referirse a que Internet era algo "de importancia secundaria o escasa" antes de la LSSI, ocurrencia que sería motivo de alborozo general. O peor aún, que tomara la cuarta y última acepción: "personas o grupos minoritarios que no están socialmente integrados y de lo relativo a ellos". Aunque mi madre y muchas otras podrían firmar esta insinuación con respecto a algunos internautas compulsivos, no parece deseable que una ministra decida por mí si debo o no navegar por la Red. Claro que si lo dice una autoridad competente, quizá haya que hacerle caso.

Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.

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