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Daniel Rodríguez Herrera

Lo que podría ser FON

Una malla de puntos WiFi con un software que permita automáticamente descubrir nuevos nodos y conectarse con ellos es, como indica Eric S. Raymond, una solución al problema del bucle local innovadora y, desde luego, perfectamente liberal.

El que una iniciativa empresarial creada en España haya llamado la atención de Google, eBay y Skype lo suficiente como para colaborar en su financiación es una noticia que, ya de por sí, alegra en esta España en que tantos empresarios buscan más el favor del gobierno que la innovación. Además, permite desmentir una de tantas tonterías que circulan por los círculos que desean regular más aún el mercado de las telecomunicaciones, fomentados generalmente por una visión de la economía estática, estrecha y que deja fuera de la vista la enorme capacidad de la innovación y creatividad empresarial.

FON, el proyecto de Martín Varsavsky, consiste primero en fomentar que los usuarios compartamos el excedente de nuestras conexiones WiFi con los demás "foneros", de modo que podamos enchufarnos a Internet a través de las redes inalámbricas de los demás cuando estemos con nuestro portátil por ahí. La idea es que más adelante haya microproveedores de acceso inalámbrico que cobren por él y usuarios que no compartan conexión alguna pero que paguen por acceder a través de FON. Es una idea que emplea "el poder de muchos" para permitir un acceso más barato y ubicuo a Internet.

Sin embargo, quizá la importancia de FON radica más en esos próximos pasos que piensa acometer. El mayor problema de la privatización y liberalización de las telecomunicaciones es la herencia de un monopolio que, si bien en las redes de alta capacidad que unen y conectan las centralitas hay mucho espacio para varios proveedores, en el bucle local –la línea que va de la centralita al hogar– resulta mucho más costoso y casi siempre inabordable plantear batalla. Economistas, activistas y pensadores de todo tipo como Roxanne Googin, Lawrence Lessig o Vinton Cerf, basándose en esa visión estática de la economía y la tecnología, han planteado este hecho como una situación inamovible que debería llevar a mayor regulación e incluso, a la nacionalización de las redes o parte de ellas.

George Gilder ya denunció en una comparecencia en el Senado que dicha visión significa trasladar toda la innovación en los bordes de las redes, estatificando cualquier desarrollo de las redes mismas, desarrollo que se produce todos los días. Regulaciones parecidas han llevado a Estados Unidos a estar muy por detrás de la calidad y velocidad de las redes de, por ejemplo, Corea del Sur. No digamos ya España. Una malla de puntos WiFi con un software que permita automáticamente descubrir nuevos nodos y conectarse con ellos es, como indica Eric S. Raymond, una solución al problema del bucle local innovadora, de abajo a arriba, barata para empresas y usuarios y, desde luego, perfectamente liberal y respetuosa con la propiedad.

Grandes en Internet como Google, eBay y Skype han crecido innovando en esos bordes de la red de telecomunicaciones. Es hora de que empiecen a revolucionar la red en sí.

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