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El gobierno aragonés ha decidido fomentar las nuevas tecnologías poniendo en marcha la "Operación Ratón". Esta iniciativa, de tan curioso nombre, consiste principalmente en ofrecer ordenadores por debajo de su precio de mercado. Dado que ni en la web oficial ni en la nota de prensa precisan quien pone la diferencia, habremos de concluir que es el propio gobierno regional el encargado de hacerlo.

Los equipos subvencionados no son de última generación, pero desde luego superan con mucho lo estrictamente necesario para acceder a Internet, que se supone es el objetivo último del plan. ¡Qué demonios! Son incluso mejores que el mío, y yo soy un profesional especializado en la Red. La intervención no ayudará demasiado a aquellos a quienes está dedicada, pues los que entran en este mundo por primera vez siempre pueden comprarse ordenadores más baratos. Ayudará, sobre todo, a expertos y, sobre todo, a jugadores empedernidos, que son los que exigen estas máquinas, a actualizarse.

Como siempre, el Estado ha decidido qué es de mi interés y se va a gastar el dinero que no es suyo en proporcionármelo. Sigo esperando al político en ejercicio que recuerde que no hay nadie mejor para decidir mi interés que yo mismo, y deje de meterme la mano en el bolsillo para "ayudarme".

Además, conviene recordar que este tipo de intervenciones son las que más y mejor fomentan las corruptelas de todo tipo. No estoy sugiriendo que éste sea el caso, pues la honradez debe presuponerse siempre, pero, ¿quien me asegura que alguna de las tiendas que ofrecerán este chollo público no es propiedad del sobrino del primo de un subsecretario? Mejor sería evitarles la tentación a los nobles jerarcas aragoneses.

En estas ocasiones, siempre hay que recordar que los ordenadores que veremos venderse gracias a esta iniciativa nos ocultarán los televisores o los muebles estilo rococó que podrían haberse vendido si esta intervención no hubiera cambiado las intenciones de los consumidores. Y pensar que los vendedores de estos artículos pagan los impuestos que les provocan estas pérdidas. Es todo bondad y justicia la medida, que duda cabe.


Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.

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