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Daniel Rodríguez Herrera

Periodismo disperso en Europa

En Inglaterra, Ian Duncan asegura que la blogosfera puede salvar al conservadurismo inglés. El periodismo disperso también podría ser la mejor vía de escape al invierno mediático en España

El periodismo disperso, que cabría definir como la información diseminada y difundida en las bitácoras de tipo periodístico, se ha cobrado ya unas cuantas piezas políticas y periodísticas en Estados Unidos. Su éxito más sonado ha sido, sin duda, el Rathergate, saldado con el despido de algunos de sus responsables y la retirada parcial de otros. Más reciente ha sido la dimisión de Eason Jordan, director de informativos de la CNN, por la difusión en la blogosfera de su acusación infundada de que los soldados americanos tenían a los periodistas entre sus objetivos. Aunque su importancia en el ámbito político no es despreciable, sus mayores éxitos se circunscriben a otro campo, el periodístico, cuyos componentes han logrado hasta ahora salvarse de la crítica al ser realizada ésta por medio de los cauces que controlan, los medios de comunicación. Y, como dijo Anson en frase inolvidable, "perro no come carne de perro". O al menos no con la frecuencia debida. Por eso, la nueva situación hace que en algunos periodistas parezca percibirse el miedo.
 
Sin embargo, el único éxito que se puede anotar en nuestro país la blogosfera es la rectificación de El País de su infame anuncio "Un día da para mucho", pero fue debido más bien a la difusión que tuvo en la blogosfera anglosajona gracias a la bitácora en inglés Barcepundit, y las quejas que recibió el diario desde el extranjero. Sin embargo, en un país más pequeño que el nuestro, y donde la presión del pensamiento único es más asfixiante aún, el periodismo disperso empieza a desperezarse. El principal objeto de crítica de la blogosfera sueca es su televisión pública, supuestamente dedicada a informar con objetividad, pero que lo hace a través de un prisma socialista que invade todas sus informaciones. Como BBC o TVE, vamos.
 
Hasta ahora, la única pieza cazada ha sido Cecilia Uddén, y sólo se forzó su retirada durante dos semanas. Su culpa fue reconocer en un debate público que no era objetiva en su tratamiento de las elecciones norteamericanas. Ya es significativo que se la castigue por declararlo en público y no por serlo. De hecho, la periodista se ha arrepentido de decirlo, y no de hacerlo; parece ser que no cree que sea su misión ser objetiva más que en asuntos nacionales. La crítica más reciente que la blogosfera sueca está dedicando a la televisión pública es un reportaje sobre terrorismo lleno de errores y de parcialidad a favor de los terroristas y en contra, claro, de Estados Unidos e Israel. Nada nuevo. El autor, afiliado comunista, no ha podido contestar a las críticas y se ha quejado de "macartismo". Cabe esperar que ésta sea la primera línea de defensa de muchos periodistas, especialmente si son de izquierda, ante la crítica fundada y razonada que se les haga desde Internet.
 
A la blogosfera sueca le queda mucho camino por recorrer, pese a que uno de sus miembros, Johan Norberg, haya sido declarado la vigesimoséptima persona más influyente del país. No obstante, apunta unas maneras que podrían marcar una senda por la que la blogosfera española debería encaminarse. En España las bitácoras son demasiado opinativas y muy poco críticas con las personas, grandes y pequeñas, que están detrás de la prensa establecida. Por ejemplo, nadie pestañea cuando lee a Arístegui asegurar sin ruborizarse que Juan Cierco es un gran corresponsal porque no hay un gran esfuerzo de denuncia encaminado a dejar claro que Juan Cierco es poco más que un cronista al dictado del terrorismo palestino. En Inglaterra, Ian Duncan asegura que la blogosfera puede salvar al conservadurismo inglés. El periodismo disperso también podría ser la mejor vía de escape al invierno mediático en España.
 
Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.

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