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David Horowitz

La excusa menos convincente

Gaza es mucho mayor que el ghetto de Varsovia, por ejemplo, donde medio millón de judíos fueron encarcelados de verdad, y no como los árabes de Gaza. Pero ningún judío en aquellas circunstancias fue por ahí matando a niños de entre 3 y 9 años.

El que los norteamericanos progres apoyaran a los terroristas en Gaza no sólo no es sorprendente sino que ya ni siquiera resulta interesante. Se han alineado con movimientos totalitarios desde 1917 y, siendo estrictos, desde 1789. Es lo que hacen y lo que son. Lo verdaderamente interesante son las patéticas excusas que ofrecen para estar con los nazis del siglo XXI.

En el número del 28 de diciembre de The Nation, Chris Hedges ofrece su defensa del último intento de Jimmy Carter de arrojar a los leones a los judíos. Mientras alimenta la locura antisemita de los cruzados islámicos, Hedges explica el conflicto fraticida entre palestinos en Gaza. Para aquellos que no hayan tenido mucha información sobre el mismo, un ejemplo del mismo es el asesinato de tres niños palestinos de edades comprendidas entre 3 y 9 años que iban camino del colegio. La acción fue realizada para castigar a su padre por pertenecer al grupo terrorista palestino equivocado. Cerca de 500 palestinos han muerto a manos de otros palestinos en este feudo.

La explicación de Hedges para esta pesadilla esta sacada del fértil cerebro de un izquierdista israelí: "[Los palestinos en Gaza] se comportan como sería de esperar al final del prolongado experimento llamado ‘Lo que sucede cuando encarcelas a 1,3 millones de seres humanos en un espacio reducido como si fueran gallinas ponedoras en granjas industriales’".

Muy inteligente. Durante 40 años –desde que Israel liberase Gaza del control egipcio–, los árabes se han estado quejando de "la ocupación" de "su patria". Para empezar, es una de las innumerables mentiras árabes que sostienen su poco creíble causa. El motivo de la presencia de las tropas israelíes es que Gaza es un pasillo hostil a lo largo del cual Israel ha sido invadido en tres ocasiones, que los árabes llevan en estado de guerra declarada contra Israel desde 1948 y que había 7.000 judíos residiendo en Gaza que, al contrario que los árabes residentes en Israel, serían masacrados si no hubiera tropas israelíes para protegerlos.

Hedges y sus amigos, por supuesto, pasan por alto incesantemente las ambiciones genocidas de los palestinos al discutir el conflicto de Oriente Medio. En el 2005, los israelíes abandonaron Gaza y evacuaron a los judíos que, dicho sea de paso, eran los ciudadanos más productivos y respetuosos con la ley de la franja.

De modo que, ahora que está liberada, ¡resulta que Gaza es una cárcel! Esa es la explicación a los crímenes palestinos cometidos contra sí mismos. Y, por supuesto, todo Oriente Medio será una prisión hasta que antisemitas como Hamas y los progres de The Nation se salgan con la suya e Israel sea borrado del mapa.

Pero esto apenas es el comienzo de la explicación que dan los progresistas a los asesinatos de niños de 3 años. Parece que, en su mentalidad, los palestinos tienen el cerebro de un pollo. Cuando son encajonados, se matan entre sí. En realidad, ni siquiera los pollos son así de idiotas. Tienen que estar algo más que encajonados; tienen que estar enlatados como sardinas.

¿Pero por qué solamente los palestinos reaccionan de esta manera? Gaza es mucho mayor que el ghetto de Varsovia, por ejemplo, donde medio millón de judíos fueron encarcelados de verdad, y no como los árabes de Gaza. Pero ningún judío en aquellas circunstancias fue por ahí matando a niños de entre 3 y 9 años. Ana Frank y su familia sí que vivieron apelotonados como gallinas ponedoras en una granja industrial, y eso no los convirtió en asesinos. Por supuesto, ellos no tenían una religión como el Islam, en la que los asesinos –la propia palabra es islámica– son calificados de santos.

Existe más de un millón de árabes residentes en Israel, lo que es más o menos equivalente a la cifra de árabes residentes en Gaza. Según los estándares de The Nation, están encerrados como gallinas. Pero no van por ahí matándose entre sí.

El motivo es que en Israel –al contrario que cualquier estado árabe– son libres. Hasta forman parte del gobierno israelí. Y al contrario que los árabes de Gaza, no son seguidores de un culto a la muerte patrocinado por un Estado que les enseña a matar por Alá y, en concreto, a matar judíos. Este culto a la muerte es el problema de Oriente Medio, el motivo del conflicto, y el motivo por el que las facciones palestinas se están matando entre sí.

El culto a la muerte llama a sus seguidores –los mismos fanáticos religiosos que los progres apoyan– a matar y morir por Alá. Por supuesto, esta misión genocida comienza con la alianza entre sionistas y cruzados, norteamericanos y judíos. He aquí la acalorada diatriba del difunto y nada llorado jefe de Hamas, Abdel Azziz al-Rantissi (finiquitado graciosamente por Israel): "Nos damos cuenta de que Bush es el enemigo de Alá, el enemigo del Islam y de los musulmanes. Estados Unidos declaró una guerra contra Alá y Alá declaró la guerra a Estados Unidos, Bush y Sharon".

Pero Bush y Sharon son sólo el comienzo. Cuando perteneces al ejército de Alá, entonces aquellos que se te oponen, incluso si forman parte de tu propio bando, no están contigo. Durante el actual desastre en Gaza, seguidores de Mahmoud Abbas y Al Fatah dispararon contra una concentración de Hamas en Cisjordania. Esta fue la respuesta, según informó el 16 de diciembre la ABC: "Vaya guerra estás dirigiendo, Mahmoud Abbás, primero contra Alá y después contra Hamas", dijo el líder de Hamas, Jalil al-Hayya, ante 100.000 partidarios en la ciudad de Gaza, que lanzaron disparos al aire y cantaron 'Alá es grande'".

En otras palabras, la enfermedad que ha consumido a los palestinos de Gaza y el Cisjordania la han creado ellos mismos; es una supuración del culto a la muerte que llevan décadas alimentando. Pero, por otro lado, si usted es progre, culpe a los judíos. Después de todo, es el modo en que se lo explicaran a sí mismos sus genocidas amigos.

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