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David Jiménez Torres

Continuidad

EL MUNDO DE LOS CÓMICS
Continuidad
David Jiménez Torres




Lo de la continuidad es sin duda uno de los temas más candentes del último año. El poco respeto que Marvel, sobre todo, está demostrando hacia la continuidad de su propio universo ficticio y el revuelo que eso ha causado entre los aficionados ha vuelto a poner de moda un tema del que hacía mucho que no se discutía.

La pregunta es la siguiente: ¿deben las editoriales seguir a rajatabla las historias que hayan publicado, aunque éstas sean malas?

La primera respuesta que se nos viene a la cabeza es sí: las editoriales tienen que ser coherentes con lo que ellas mismas han publicado, aunque haya sido hace cuatro décadas. Ningún guionista tiene derecho a eliminar lo que otro guionista creó hace tiempo sólo por no estar de acuerdo con ello; los personajes pertenecen a las compañías y no a los artistas, lo cual ha sido, es, y será, una de las principales y mejores características del cómic americano. Y las editoriales deberían darse cuenta de que, al cargarte algo que tú mismo apoyaste una vez destruyes tu credibilidad delante de los aficionados, y eso nunca puede ser bueno.

Pero la cosa cambia cuando vamos a casos concretos: pregunta a cualquier fan de los X-Men si eliminaría la etapa Lobdell de la historia de la colección y la respuesta será un rotundo sí. Lo mismo pasa con las historias que Howard Mackie realizó en Spiderman, los números que hizo John Byrne para la serie de Hulk, los cómics de DC anteriores a las Crisis y muchísimas etapas realmente desastrosas de series de éxito, eso por no decir algunas colecciones que deberían ser borradas en su integridad de la historia del cómic para siempre. ¿Quién no ha pensado alguna vez “Ojalá pudieran cambiar esta historia” o “Ojalá no hubieran hecho esto”? Es más, hay algunos casos en que la eliminación de una historia mala beneficiaría muchísimo al personaje en cuestión (por poner un ejemplo, Spiderman estaría bastante mejor si hubiera alguna forma de eliminar el “Capítulo 1” de John Byrne). Si está claro que la gran mayoría de los aficionados desean que se corrija o ignore por parte de los guionistas una historia mala, ¿por qué negarles ese placer?

Y con esto volvemos a la pregunta inicial. ¿Respeto o lógica? ¿Coherencia o beneficio? La respuesta es un poco de las dos: el trabajo de otro guionista debería respetarse hasta el momento en que escribe una historia que pueda, a corto o largo plazo, perjudicar al personaje. Aventuras malas pero intrascendentes se pueden aguantar; aventuras malas y que encima condicionan a un personaje que hasta entonces era bueno, no. Y si no, que se lo digan al pobre Cíclope, líder de los X-Men: personaje magnífico en manos de Chris Claremont, coprotagonista de la historia más importante del grupo (la muerte de Fénix Oscura) e indudablemente el que maduró de forma más creíble y humana de todo el grupo... hasta que en Marvel resucitaron a su antigua novia (resucitar a Jean Grey, ¡qué poco respeto por los muertos!), obligando al pobre Cíclope a abandonar a su mujer e hijo para volver con su ex. Y de la noche a la mañana nos encontramos con que el personaje maduro y responsable que habíamos conocido es ahora un verdadero imbécil que no duda un segundo en abandonar a su pobre mujer (recién casados hacía treinta números) y a su bebé (nacido hacía unos quince) para volver a los brazos de una antigua novia. Por culpa de un par de lumbreras el pobre Cíclope se volvió irrecuperable.

El asunto es muy complejo y plantea cuestiones demasiado largas para ser tratadas aquí, pero mi conclusión principal es ésta: no se debe tener escrúpulos con aventuras malas que dañen a un personaje; nosotros leemos cómics porque nos atraen los protagonistas, y si la editorial publica algo que hace que ya no nos atraigan, lo menos que pueden hacer, tanto por ellos como por nosotros, es rectificarlo.

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