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David Jiménez Torres

Los defensores

Regresa uno de los supergrupos más afamados de la Marvel de los 70, que gozó de bastante fama y contó con un gran número de seguidores en su época.

La verdad es que una serie así parece anacrónica dentro de la actual Marvel, que apuesta por conceptos nuevos antes que por la recuperación de antiguas series, pero el afamado Kurt Busiek (guionista y acérrimo fan de la serie en su etapa original) llevaba años pidiendo esta oportunidad. Cuando por fin la compañía decidió concederle el capricho y dar luz verde a la serie, Busiek contactó con Erik Larsen (antiguo dibujante estrella de Spiderman antes de escaparse a Image) y ambos se pusieron manos a la obra.

La serie llega ahora a nuestro país de forma bastante discreta y con escasa promoción, lo cual no augura nada bueno. Y nada bueno es lo que ofrece el primer número.

SRC='http://www.libertaddigital.com/fotos/noticias/cdefensores010202.jpg' ALIGN='left'>Los Defensores eran originalmente un no-grupo formado por los héroes más antisociales del Universo Marvel: Hulk, Estela Plateada, Namor y el Doctor Extraño. Aunque posteriormente se les unieran otros personajes como Valkiria y Halcón Nocturno, el centro del grupo seguía siendo ése, algo que Busiek y Larsen han tenido muy en cuenta a la hora de organizar el grupo y sus componentes. Los cuatro antihéroes, por tanto, son los protagonistas del primer número, en el que se enfrentan a un antiguo enemigo que los hechiza: cada vez que aparezca una amenaza los cuatro serán transportados allí y obligados a luchar juntos. Un recurso poco original pero que al menos sirve como excusa para que los personajes, que no es que se tengan mucho aprecio, luchen juntos.

El dibujo es lo primero que defrauda, con un Larsen que ni recuerda al gran artista que dibujó a Spiderman menos de una década atrás. Sus personajes parecen hechos por un niño pequeño por lo cuadriculados que están, y sus escenas de acción se quedan en el mínimo esfuerzo. Ni Namor despide el aura de majestad que siempre le ha rodeado, ni Hulk parece la bestia desbocada que es, ni Estela Plateada recuerda al héroe filósofo que todos tenemos en mente.. El único que se queda en lo aceptable es el Doctor Extraño, ya que su inexpresividad natural le viene como anillo al dedo a Larsen.

Busiek, por su parte, nos ofrece un trabajo mediocre, predecible y repetitivo que no hace justicia ni a los personajes ni a él; más propio de un novato que de alguien que lleva tiempo en el sector.

El resultado es una serie sin vida, algo decepcionante y que sólo atraerá a los más nostálgicos. Por si fuera poco, la mala relación que tiene Busiek ahora con Marvel significa que esta colección puede tener los días más contados de lo que se piensa. Mala suerte tienen los Defensores, cuyo probable destino es quedarse en el limbo de las series perdidas que nadie echará de menos.

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