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David R. Henderson

Una economía dinámica

Muchos se preocupan de la caída del empleo industrial en Estados Unidos, creyendo que indica deterioro económico. Pero un examen más cuidadoso demuestra que se trata más bien de una señal positiva.
 
Estos son los hechos. Para julio de este año había 14,6 millones de estadounidenses empleados en manufactura. Eso significa una reducción de 17% con respecto a la cifra más alta de empleo industrial, 17,6 millones en marzo de 1998. Sin embargo, la producción industrial desde entonces ha aumentado a pesar de la recesión. ¿Cómo es eso posible? La productividad industrial –la producción por trabajador– aumentó sustancialmente. En otras palabras, estamos produciendo más con menos trabajadores.
 
¿Es la producción industrial un componente menor del PIB? Sí. Como lo explicó mi colega Robert Hall del Hoover Institution al atestiguar recientemente en el Congreso, esto viene sucediendo así desde 1947. La razón es que el inmenso incremento de la productividad industrial ha hecho que el precio de los productos manufacturados caiga en relación al precio de la medicina, la educación y demás servicios. Entonces, a pesar que la producción industrial ha aumentado, el PIB mide esa producción al valor mercado, el cual ha estado bajando. Usted no está en peor situación hoy al poder comprar dos televisores por el precio que antes podía comprar uno solo y de inferior calidad. La realidad es que la caída de los precios de los productos industriales es una de las razones principales de por qué el ingreso per cápita y la prosperidad han aumentado tanto en EEUU desde la Segunda Guerra.
 
Una de las consecuencias del aumento de la productividad es la caída del número de obreros industriales. Pero ellos consiguen trabajo en otras áreas. Es decir, ellos producen bienes y servicios que mejoran nuestro nivel de vida. La única manera de impedir la caída de puestos de trabajo en la industria es imponiendo severas restricciones que mantengan fijo el número de obreros, haciendo ilegal todo aumento de productividad. Eso, de paso, reduciría nuestra libertad y tales restricciones impiden que aumente el nivel de vida. La historia del crecimiento económico es la historia de gente haciendo más con menos y cambiándose a nuevos trabajos que eran desconocidos para la generación anterior. Debido a que Henry Ford produjo millones de autos en líneas de ensamblaje, los obreros que fabricaban coches de caballos perdieron su empleo. Diez años más tarde, la mayoría de esos trabajadores estaban ganando más haciendo otras cosas.
 
Claro que algunos puestos industriales se han perdido porque estamos importando más de China y de otros países con salarios más bajos que EEUU. Pero esa es otra manera de decir que estamos haciendo mejor uso de la mano de obra aquí. Si usted lleva su ropa a una lavandería está pagando por algo que podría hacer usted mismo, pero eso le permite hacer mejor uso de su tiempo. De la misma manera, nos beneficiamos importando bienes chinos de producción masiva, mientras nos especializamos en valiosos servicios y propiedad intelectual aquí en EEUU.
 
David R. Henderson es profesor de la Escuela de Postgrado Naval y académico investigador del Hoover Institution.
 

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