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Fundación DENAES

¿Malos tiempos?

La Fundación DENAES seguirá firme contra viento y marea hasta la consecución de su principal objeto: recuperar para la sociedad civil el conocimiento y la reivindicación de la realidad histórica, política, social y cultural de la Nación española.

Hay, para muchos, más que sobrados motivos para que la salud de la Nación esté hoy en grave riesgo. La victoria del PSOE puede haber decepcionado, e incluso llevado a un irremediable fatalismo a tantos y tantos ciudadanos que durante cuatro años de nefando gobierno zapateril han visto cómo se lanzaban continuos órdagos a la unidad, libertad e igualdad de los españoles. Más aún, los modos –todos lo hemos visto– han sido, sí, zafios y mezquinos, como amparándose en lo que semeja un imparable descenso a los infiernos de la vulgaridad y el proselitismo mediáticos más descarados.

Sí, todo eso es verdad. Pero de los resultados obtenidos en los últimos comicios hay signos que auguran, si no consolidan ya de facto, la extensión y el fortalecimiento de un movimiento social abanderado por el único partido que, al menos hoy por hoy, puede defender las garantías constitucionales en una España amenazada por muy diversos frentes, el Partido Popular. Eso sí, con la confianza en que a corto plazo la izquierda nacional acabe aglutinada en el liderado por Rosa Díez. Precisamente la Fundación DENAES para la Defensa de la Nación Española se ha ocupado, desde su origen, en poner de relieve y denunciar tanto las amenazas explícitas como las implícitas que acechan a la Nación española.

Del mismo modo, en este para muchos aciago lunes, DENAES debe reconocer que nada ha sido en balde; que la victoria de un PSOE más amalgamado que nunca, lograda tanto con el voto nacional (Guerra, Bono, Ibarra) como de sectores antiespañoles muy heterogéneos (ultraizquierdistas provenientes de IU, secesionistas de Carod y Arzallus, etc.) no ha hecho otra cosa que sumir al partido en el caos ideológico y obligarle –he aquí lo verdaderamente importante– a tomar partido por una de estas dos opciones: mantenerse en la ambigüedad y seguir respaldando a las fuerzas separatistas, incluso liberando asesinos en serie o introduciendo quintas columnas de ETA en las instituciones, o acabar de definirse como un partido nacional que defienda la inviolable unidad de España, la libertad y la igualdad de derechos y obligaciones entre todos sus habitantes.

Ahora, pues, tras una victoria tan compleja y ese aviso etarra ad posteritatem maculado de sangre, el PSOE no tiene más remedio, quiéralo o no, que definirse. Y ahí está un Partido Popular recién fortalecido, más cohesionado que nunca y jamás tan bragado en la defensa de la Nación española para que, si Zapatero se decide por la última opción, pueda llegarse un gran pacto de Estado a través del cual se reformen las instituciones y se solucionen por fin los cada vez más acuciantes problemas de los españoles: el terrorismo, la amenaza separatista y una inmigración descontrolada que acabará pasando factura en medio de una brutal crisis económica. Si, por el contrario, persiste el Gobierno en las cesiones a los enemigos de España y en la destrucción del poco entramado constitucional aún virgen, habrá que dar la razón a los pesimistas de hoy y temer una ruptura social y política en esta gran Nación de dramáticos e impredecibles efectos.

Por su parte, y sea cual fuere la postura final del recién revalidado Gobierno, la Fundación DENAES seguirá firme contra viento y marea hasta la consecución de su principal objeto: recuperar para la sociedad civil el conocimiento y la reivindicación de la realidad histórica, política, social y cultural de la Nación española.

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