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Diana Molineaux

Alianza sin aliados

El presidente Bush anunció ante las cámaras de televisión el acuerdo para una resolución contra Irak, y lo hizo rodeado de congresistas y senadores de los dos partidos para “dar una muestra de unidad”.

A Bush le acompañaban los líderes republicano y demócrata de la Cámara de Representantes que acababan de negociar una propuesta de resolución aceptable para la Casa Blanca.

También había senadores demócratas como Joe Lieberman, que había sido candidato a la vicepresidencia en el 2000, junto con Al Gore, pero faltaba nada menos que el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Tom Daschle, que sigue intentando todavía frenar un posible ataque contra el Irak y busca un lenguaje distinto para la resolución.

El debate que se avecina en la Cámara aplazará la votación seguramente hasta mediados de la próxima semana, un tiempo que algunos congresistas aprovecharán para ampliar su “grupo de trabajo”, que trata de evitar a toda costa una guerra contra el Irak.

El congresista demócrata de más rango, Dick Gephardt, recomendó a sus colegas que sigan como él la voz de su conciencia y antepongan la seguridad del país a las rivalidades de partido, pero las voces pueden ser distintas para los demócratas del Senado, donde tienen la mayoría que les da el control de la agenda y los comités.

Aunque lo más probable es que Bush consiga la resolución que desea, las críticas tendrán, sin embargo, el efecto de retrasar, entibiar o incluso apartar a legisladores que Bush quiere tener como aliados, pues cuanto más firme sea Washington, más temerá Bagdad un ataque y más fácil será encontrar apoyo en el Consejo de Seguridad.

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