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Diana Molineaux

El peligroso amigo Clinton

Con su perdón al millonario y fugitivo Marc Rich, Bill Clinton ha empujado al Partido Demócrata en brazos del último aliado que podría desear y es nada menos que el presidente George Bush, quien ha recomendado que se ponga de una vez fin a los escándalos de la era Clinton porque "es hora de mirar adelante".

Quienes fueron fieles a Clinton en los momentos más difíciles del impeachment y las revelaciones en torno a Mónica Lewinsky, se agarran ahora a las palabras de Bush toda vez que ya no pueden defender al último presidente de su partido.

Como tantas otras veces, Clinton les ha dejado en la estacada.y, sin argumentos para justificar sus acciones, se debaten entre la necesidad de mostrarse ultrajados ante el abuso de poder que cada día resulta más evidente y la conveniencia de mostrarse solidarios. Especialmente ante el peligro de que la corrupción de Clinton empañe la imagen de todo el partido.

Para Bush, la situación es una oportunidad de oro para mostrarse magnánimo y al mismo tiempo marcar el contraste con su predecesor. Ni siquiera los legisladores republicanos se enfrentan al riesgo de parecer vengativos como les ocurrió con el escándalo Lewinsky, pues es la juez de Nueva York Mary Jo White, nombrada por Clinton, quien ha decidido considerar un procesamiento por posible compra de influencias y transacciones ilegales.

Como tantos otros "amigos de Bill", Denise Rich, la ex mujer de Marc Rich, está en el ojo del huracán. No son los Clinton, sino ella quien ha de responder a la justicia. La juez White sospecha que las generosas donaciones de Denise a la campaña y la biblioteca de Clinton eran en realidad contribuciones de su ex marido para comprar el perdón y ha convencido al congreso para que no ofrezca inmunidad a cambio del testimonio. Denise ve como el brillo y la atracción de las noches en la Casa Blanca se trueca en la perspectiva de largas sesiones en tribunales o incluso una estancia tras las rejas.

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