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Diana Molineaux

En boca de Bush

El esperado discurso del presidente Bush anunciando su posición en cuanto a Oriente Medio constituye el mayor elogio a la diplomacia del Gobierno de Sharon, que es el primer gobierno que tiene como portavoz al mismísimo presidente de los Estados Unidos.

El discurso de Bush ha sido la formulación suave, pero firme, de la visión “sharoniana” para resolver el conflicto palestino y que ha de empezar por un cambio de interlocutor. Para la Casa Blanca, igual que para Sharon, resulta evidente que con los palestinos de Arafat y la OLP actual no puede haber ni paz ni negociaciones.

Bush ha asumido evidentemente el planteamiento del actual Gobierno israelí, desacreditando totalmente a Arafat y su estructura político-militar. A los palestinos, les reconoce el derecho a un estado propio en un día lejano e indeterminado, aunque de inmediato tienen a su alcance ganarse la vida trabajando en y para Israel.

El discurso sirvió a Bush para llevar una posición a la cumbre del G-8 en Canadá, pero no puede llamarse “plan de paz” porque ni llevará a una reducción de la violencia palestina, ni a concesiones israelís para reemprender el diálogo.

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